La derrota del Valencia CF ante el Alavés (1-0) ha supuesto un golpe casi definitivo para las aspiraciones europeas del conjunto dirigido por Carlos Corberán. A falta de dos jornadas para el final, el Valencia se encuentra en la undécima posición con 45 puntos. El objetivo de alcanzar el octavo puesto se complica tras los resultados positivos de sus rivales directos: Osasuna venció al Atlético de Madrid y el Rayo sumó un punto en casa contra el Betis.
Las cuentas para soñar con Europa son cada vez más complejas. El Valencia está obligado a ganar sus dos últimos compromisos, el primero este domingo ante el Athletic Club en Mestalla y el segundo frente al Betis en el Benito Villamarín. Sin embargo, ni siquiera seis puntos le garantizarían un billete continental. Además de su pleno, necesita que el Rayo Vallecano (actual octavo con 48 puntos) no sume más de dos punto ante Celta y Mallorca. Cualquier empate final en puntos con el Rayo deja fuera al conjunto blanquinegro por el ‘goal average’.
El panorama con Osasuna y Mallorca no es mucho mejor. Ambos tienen tres puntos y dos más respectivamente que el Valencia, y en caso de igualar en puntos, el equipo de Corberán también parte en desventaja por la diferencia general de goles. Osasuna se enfrentará a Espanyol y Alavés, mientras que los baleares aún deben medirse a Getafe y Rayo. Por tanto, no solo se trata de sumar, sino también de golear y esperar tropiezos ajenos.
El Valencia necesita un milagro matemático para alcanzar Europa: ganar todo y esperar fallos ajenos. Mientras haya puntos por jugar, Mestalla y los jugadores se agarran a la esperanza. Porque si algo ha demostrado esta temporada es que, en el fútbol, todo puede cambiar en una jornada. La plantilla es consciente de la dificultad del objetivo, sobre todo por la entidad de los rivales que le restan, pero quiere cerrar la temporada con dignidad y sin bajar los brazos.
