El curso tenístico se cierra proclamando a Davydenko campeón del Masters. Federer resurge y se encumbra de nuevo a la primera posición del ránking mundial. Los españoles no se anotan un título importante desde que Nadal venciera en Roma a finales de abril. Ante esta perspectiva, y con lo bien acostumbrados que estábamos, España necesita más que nunca ganar esta Copa Davis.
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Sergio Borrego | NOSTRESPORT.COM
En el Palau Sant Jordi de Barcelona las bolas ya vuelan de un lado al otro de la pista central. España y la República Checa ya han probado la tierra de la pista central que el viernes se vestirá de largo con 16.500 almas animando a la Armada española. Será la misma pista donde Juan Carlos Ferrero cosechó el punto definitivo para que España se alzara con su primera Ensaladera hace ahora nueve años.
Desde entonces, el de Ontinyent ha pasado momentos dulces –se coronó en Roland Garros y fue número uno del mundo- y momentos mucho más desagradables en un periodo de letargo que lo mantuvo fuera de su mejor nivel durante varios años. Ahora, quién se lo iba a decir, vive una segunda juventud y, casi una década después, vuelve –aunque sea como suplente- al escenario que le hizo mayor.
Las posibilidades de que Ferrero entre en acción pasan por las lesiones de sus compañeros. Fernando Verdasco y Rafa Nadal llegan muy tocados a la cita en la Ciudad Condal. La temporada es larga y dura, y los cuerpos de los nuestros se resienten, sobre todo los de los dos que han permanecido entre las 10 mejores raquetas del mundo. El madrileño todavía no ha entrenado al máximo aquejado por molestias musculares, aunque Nadal sí lo ha hecho y parece una pieza inamovible dentro del combinado español.
Este baile de jugadores abre la puerta al otro valenciano en liza, David Ferrer, que lleva más de diez días entrenando sobre tierra batida, acostumbrándose a la superficie escogida por la delegación española, la que más daño hace a los checos, la que más beneficia a nuestros jugadores. El de Xàbia puede tener su oportunidad y deberá aprovecharla.
Para el dobles estará esperando Feliciano López, un jugador que se crece sobremanera cuando ha de defender los colores rojigualdos. Su pareja a priori será Fernando Verdasco, pero nunca hay que descartar que el capitán del equipo español, Albert Costa, realice cambios de última hora.
Rivales sin miedo
Pese a lo que pudiera parecer, la República Checa llega sin ningún tipo de temor a Barcelona. Es la oportunidad de su vida para alzarse con su primera Davis. Pretenden aprovecharse de la confianza que España tiene en una clara victoria, además del rendimiento negativo con el que acceden Nadal y Verdasco a la cita.
“Si pensara que voy a perder no habría venido”, declaraba el número uno del equipo checo, Radek Stepanek a su llegada. “Estamos capacitados para ganar tres puntos a España”, secundaba su compatriota, Tomas Berdych. Por su parte, el capitán de los centroeuropeos, Jaroslav Navratil restaba presión a los suyos y admitía que España es la favorita para el triunfo.
Una temporada bastante irregular por parte de nuestros tenistas nos hace llegar a final de año con ansias de este título. España necesita esta Copa Davis, pero no han de confiarse los Ferrer, Ferrero y compañía. Asimismo, los aficionados españoles no hemos de vender la piel de los checos antes de cazarlos. Aunque en condiciones normales la victoria debería decantarse para los locales, la final se presenta más igualada de lo que parece.
- La conquista en suelo argentino (2008)
- Derrota a la todopoderosa EEUU (2004)
