El director del equipo de psicólogos del Sevilla, Miguel Morilla y el psicólogo del Elche, Juan González, expusieron en la mesa redonda, organizada por la Fundación y titulada ‘Orientación psicológica del trabajo en fútbol base. Planteamientos para mejorar la formación del futbolista‘ ejemplos de su metodología de actuación en las canteras de sus equipos.
Redacción | NOSTRESPORT.COM El acto se celebró el pasado miércoles en la sala B del Centro de Congresos ‘Ciudad de Elche’ y fue un éxito organizativo y de público. Más de 140 personas presenciaron en directo las ponencias de los psicólogos de Sevilla y Elche, además el público también realizó preguntas al final de las exposiciones. Entre los asistentes destacar la presencia del presidente del Elche José Sepulcre y del consejero Manuel Rocamora, del Concejal de Deportes y Fomento, Federico Buyolo y del catedrático de INEF de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Eduardo Cervelló.
Conclusiones de la mesa redonda. El deporte se entiende como recreativo, (aquel que es practicado por placer y diversión, sin ninguna intención de competir o superar un adversario, únicamente por disfrute o goce); como competitivo, (aquel que se practica con la intención de vencer a un adversario o de superarse así mismo); y el como educativo, aquel que pretende fundamentalmente colaborar en el desarrollo armónico y potenciar los valores del individuo.
Pero el deporte sólo es educativo cuando el profesor, el entrenador, o el propio deportista lo utiliza como objetivo y medio de educación, cuanto lo integra con método y orden en un programa coherente, cuando la actividad práctica y la reflexión de lo que se está realizando lo convierten en una acción optimizante para el aprendizaje deportivo y personal.
Se intentó explicar desde el punto de vista de las planificaciones del trabajo en los Servicios de Psicología de ambos clubes cómo el deporte cumple con un proceso pedagógico fundamental para el desarrollo de distintos aspectos vitales para el crecimiento personal de un niño: desarrollo motriz y de esquemas mentales, componente educativo y de educación en valores y por supuesto, de un rendimiento deportivo y un componente socializador.
Desde el punto de vista de los profesionales de la psicología que desarrollan su labor dentro de instituciones deportivas, ninguna de estas habilidades se desarrolla de manera espontánea ni se presenta como acto de obediencia a la orden impartida por el técnico o un padre.
Son habilidades que toca enseñar, transmitir, desarrollar, perfeccionar y poner a prueba mediante un trabajo de entrenamiento. Así como el jugador a quien se le ordena tirar un penalti sin haberlo entrenado antes tiene alta probabilidad de fallarlo, así mismo fallará en el intento de motivarse o tranquilizarse al impartírsele tal orden si no ha aprendido cómo hacerlo.
En este caso, cuando la preparación del futbolista de alto rendimiento se concibe y ejecuta como proceso, con una visión integrada y una perspectiva global, se obtienen resultados no accidentales ni fortuitos, sino controlados y regulares.
El deporte de base debe ser, se reconozca o no, la cantera de futuros deportistas profesionales, a la vez que el pilar básico donde tiene su implantación social las distintas disciplinas deportivas. Un trabajo metódico y sistemático en la base suele tener, como recompensa posterior, una mejora en el deporte de competición, tanto en la cantidad como en la calidad de sus practicantes.