La selección que dirige Gerardo Martino se tomó revancha de la derrota en la final del año pasado con Chile en donde cayó por penaltis y ganó con solvencia sin Messi en el campo. Di María y Banega marcaron la diferencia en la segunda parte y se prueba la chaqueta de candidato.
A pesar de haber llegado a la final en la Copa América en Chile, Argentina no gozaba de una idea colectiva concreta. No obstante logró llegar a lo más alto por su jerarquía pero no alcanzó para vulnerar al organizor en el tiempo más de 120′ de juego y cayó en los doce pasos.
Un año después, y sin Messi, Martino apostó por Banega y le ha salido bien. Su polifuncionalidad y generación propia de juego y aceitada en el Sevilla, logró ser tan importante para Martino como para Unai Emery. El ex Valencia robó el balón y asistió a Di María para abrir el marcador.
Minutos después, se invirtieron los roles y fue Banega quien definió una victoria que pudo haber tenido más holgura, a pesar del resultado mentiroso gracias al descuento de Fuenzalida tras una siesta de la defensa sobre el final. Argentina se tomó revancha y se ilusiona, conviertiéndose en uno de los mejores equipos de la primera jornada. Y sin Messi en cancha.