Con once cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela un submarino amarillo. El Villarreal C.F. sobrevuela el cielo de Londres ansioso por hacer valer el resultado de la ida para alcanzar la primera final de su historia.
Ni el frío (aterrizaron en Luton a 5ºC), ni el cansancio, ni el rival deben ser suficiente para frenar al equipo español. Se trata de una oportunidad única ante un rival que la vuelve histórica. El recuerdo de la semifinal de 2006 permanece en el imaginario groguet y alimenta unas ganas de revancha que pueden verse saciadas con un buen partido en el Emiriates Stadium.
No fue la primera, ni la última semifinal que tumbó al Villarreal, pero, sin duda, la más dolorosa. En la temporada 2003/04 fue el Valencia, en la 2010/11 fue el Oporto y en la 2015/16 el Liverpool de Jürgen Klopp. Todas ellas escocieron a los aficionados de la plana, pero ninguna como aquel penalti de Riquelme que, de haber batido a Lehmann, habría metido a su equipo en toda una final de Champions.
Solo un gol debería hacer falta para lograr la hazaña. El 0-1 obligaría a los locales a buscar otros dos goles para forzar una prórroga en la que un segundo gol groguet dejaría el partido visto para sentencia.
No por ello hay que subestimar al Arsenal, que cuenta con buenos gunners (cañoneros, para los no políglotas), como Pierre-Emerick Aubameyang. El gabonés ha admitido en rueda de prensa que no está al 100 % tras el paró obligado por la malaria. En todo caso, Unai Emery, que lo conoce a la perfección, ha admitido que «es un killer y lo será siempre. Si está en un buen momento es muy difícil de parar. Lo conozco muy buen y ya trabajamos para poder pararlo».
Aubameyang no está pasando su mejor temporada goleadora. En Premier solo ha anotado 10 goles, lejos de los 22 de campañas anteriores. Fotografía; Pierre-Emerick Aubameyang
En todo caso, la duda de quién le acompañará en ataque sobrevuela el aire. La lógica apunta a que volverán a ser Bukayo Saka y Nicolas Pépé, aunque los rumores sobre el regreso de Alexandre Lacazette van cogiendo cada vez más fuerza. También el de Kieran Tierney, que devolvería a Granit Xhaka al centro del campo para cubrir la sanción de Dani Ceballos. El que menos posibilidades tiene es David Luiz.
Pese a todo, el Villarreal debe hacer valer el 2-1 que atesoró en la ida. Un resultado que habría Manu Trigueros y ampliaba Raúl Albiol. De hecho, pudo haber sido más amplio, de no ser por Artur Soares y la mala fortuna. Diez minutos de absoluto desastre costaron una lesión (de Foyth), una sanción (a Capoue) y un penalti bastante dudoso.
Del posible 3-0 se llegó al 2-1 y sin necesidad de que Gerard Moreno viera puerta. El máximo goleador del equipo se marchó con cinco disparos que no fueron suficientes para batir a Bernd Leno. La pólvora del catalán estaba mojada, lo que sin duda alimentará el hambre de un canterano que querrá hacer historia con el Villarreal.
Villarreal salió a la calle en la ida para alentar a su equipo. Fotografía; Villarreal C.F.
Las vías para superar este partido son mucha. Desde dar continuidad a Paco Alcácer junto a Gerard en ataque, hasta apostar por Carlos Bacca o, incluso, introducir a Moi Gómez como quinto centrocampista. Desde Valencia todavía se sigue acusando a Unai Emery de amarrategui y por eso se espera un planteamiento defensivo en el que el de Ondarrubia busque defender el resultado cosechado en la ida.
Tanto Arsenal como Villarreal son dos equipos sedientos de éxitos. Los londinenses lejos de su gloria pasada, querrán volver a sentirse grandes con una nueva final europea. También los castellonenses, que querrán vencer a la historia para alcanzar la primera final del club. Objetivos ambiciosos que seguirán en pie solo si logran un resultado favorable esta noche. Por eso mismo, no cabe duda que el Emiriates acogerá una batalla con once cañones por banda.