sábado, abril 26, 2025
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El Castellón cae ante el Málaga y ve cortada su racha (3-1)

Tiempo de lectura: 4 minutos
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Sólo un Málaga fortísimo en casa ha podido frenar la escalada que llevaban los hombres de Pepe Murcia desde que éste llegó al banquillo ‘orellut’. Se pone con esta derrota en La Rosaleda fin a una racha de partidos sin conocer la derrota que se alargaba desde el primer partido de Murcia como técnico.

Apenas si habían transcurrido veinte minutos y las noticias negativas se agolpaban para el C.D. Castellón. En esa secuencia Carlos Sánchez había sido acuchillado en sendas ocasiones mientras que el grupo iniciaba un obligado proceso de reconversión forzoso como consecuencia de la expulsión de Pepe Mora. Definitivamente, el encuentro había nacido trabado. Futuro incierto. Era un partido áspero y ciertamente metálico. El gol y la pelota era propiedad privada del Málaga y ya se sabe que quien comulga con el esférico suele ganar. El conjunto de Pepe Murcia, renacido en las últimas semanas del tramo competitivo, olvidó sus señales de identidad en el feudo de La Rosaleda. Es una explicación sencilla pero irrefutable. Penalizó semejante osadía ante un contrincante que aprovechó la flaqueza y tibieza evidenciada, principalmente en el inicio de la contienda. En ese punto cimentó el triunfo. Enfrente se situó un equipo con las ideas muy claras y con la única intención de enderezar el rumbo adquirido en los postreros tiempos. Debajo del emborronado y grisáceo cielo de la Rosaleda dos concepciones diferentes y dos maneras radicalmente alejadas de afrontar el encuentro desde el mismo silbido del colegiado. La rotundidad y agresividad de uno se correspondió con la candidez temeraria del contrario. No es un simple juego de palabras. 

El Málaga acogotó al C.D. Castellón. Lo hizo sin ningún tipo de piedad y con una furia salvaje que provocó un cortocirtuito generalizado en el bando albinegro. Hidalgo ajustició a Carlos Sánchez tras recoger un rechace de Dealbert en el corazón del área. Es el típico gol que deja maltrecho y aturdido al defensor para el resto de la confrontación. El centrocampista, uno de los bastiones de la escuadra malacitana, mató a quemarropa al arquero. Sin compasión. Como los grandes pistoleros del Viejo Oeste cuando desenfundaban. Los grandes equipos se manifiestan de tal guisa. No se andan con menudencias. Son estridentes y ágiles en la materialización. Prácticos cuando se trata de opositar al triunfo Es un elemento diferencial sobre el resto de la fauna de la categoría. Aprovechan y extraen el máximo jugo posible, cual aves carroñeras cuando circundan a su presa, a cualquier error. El Málaga repitió tal comportamiento en dos ocasiones a lo largo de la confrontación. Aplastó a su oponente en instantes determinantes percutiendo con la potencia de un martillo. De Hidalgo a Eliseu. Fue la secuencia descrita. Por eso se encuentran comodamente instalados en la zona más importante de la tabla. Se habían disputado seis minutos y el C.D. Castellón tenía la vista nublada. El bloque que prepara Muñiz había gozado de tres saques de esquina en ese escueto espacio temporal. El número realzaba la imagen repleta de agresividad y convencimiento mostrada por el propietario de La Rosaleda.

El C.D. Castellón se movía sin conquistar su espacio vital para visualizar y concretar el fútbol que le ha caracterizado desde la llegada de Pepe Murcia. Era un equipo desnortado y terriblemente largo. El Málaga imponía sus argumentos con Carpintero e Hidalgo planteando las líneas básicas y fundamentales del enfrentamiento. Forman un conjunto que se siente a gusto cuando tiene espacios para correr y abrir el campo por ambos costados para aprovechar la verticalidad de los extremos. Creció a partir de la superioridad que edificó en la medular y aprovechó la rapidez y la clarividencia de Eliseu para rasgar el entramado defensivo albinegro y hacerlo estallar en mil pedazos. Una y otra vez. Cheli endureció la cuesta. Parecía que no había retorno. El partido se quebró, máxime tras la controvertida expulsión de Mora. Dos goles en contra, el zaguero cabizbajo camino de los vestuarios y el choque a contracorriente frisando el minuto veinte. Demasiadas contrariedades.

El encuentro estaba más que definido. El Málaga se plantaba con una facilidad pasmosa sobre el perímetro defensivo albinegro. Cada aproximación generaba un temor que no resultaba infundado. Antonio Hidalgo eligió un buen día para regresar. Instalado en el mediocentro definió el sentido de la matinal. El choque adquirió un punto adicional de peligrosidad. El C.D. Castellón bordeaba el abismo aunque no claudicó a sabiendas que un nuevo golpe les alejaría de la cita. Con todos los condicionantes indicados el colectivo se revolvió y comenzó a plantear problemas sobre la meta de Goitia. Existe un auténtico código de honor que la plantilla mantiene inquebrantable hasta sus últimas consecuencias por encima de las vicisitudes del duelo. Así que, aunque lentamente, comenzó a prosperar. El C.D. Castellón mostró una jornada más el compromiso que mantiene. Dealbert rebañó un balón suelto en el interior del área malacitana que sonó a gol. Unos metros por detrás Mario Rosas ganó en presencia. El equipo agradeció la aparición del metrónomo. Pudo cambiar la fisonomía del encuentro tras el penalti que Mario Rosas convirtió. Sin embargo, no hubo tiempo para saborear las trascendencia de un gol convertido en un hecho testimonial por Eliseu apenas dos minutos más tarde. Fue quizás el mal que consuimió al C.D. Castellón. No supo gestionar los instantes más importantes del encuentro. El Málaga noqueó de nuevo a su oponente. La confrontación que, con anterioridad, estaba definida quedaba certificada.
 

LOS DATOS DEL PARTIDO:
Málaga: Goita, Baha, Gámez, Weligton, Rossato, Hidalgo, Calleja (Peláez, min 70) Rosario, Carpintero (Silva, min 85) Eliseu y Cheli (Paulo Jorge, min 73).
C.D. Castellón: Carlos Sánchez, Zamora, Dealbert, Mora, Baigorri, Dani Pendín, Mario (Víctor, min 82) Arana (Perico, min 77) Oberman (Aurelio, min 18), Txiki y Reggi.
Goles: 1-0. Hidalgo. M 6. 2-0. Cheli. M. 20. 2-1. Mario Rosas. M. 51. 3-1. Eliseu. M. 53.
Árbitro: Iglesias Villanueva. Colegio gallego. Amonestó con cartulina amarilla a Gamez, Calleja, Carpintero, Oberman, Pendín y Baigorri. Expulsó a Mora en el minuto dieciséis.
 

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