El Levante de Lucas Alcaraz continúa cosechando buenos resultados en la pretemporada de cara a un nuevo año deportivo.
LEVANTE UD | Hay instantáneas en los partidos que podrían congelarse para magnificarse. Sucedió en el transcurso del choque entre el Mallorca y el Levante en el marco del prestigioso Trofeo Ciutat de Palma. Fue en la reanudación de la cita en una aparición granota por el balcón del área de la escuadra local.
Por ese punto de la superficie del verde surgió la figura devastadora de Iván López para fabricar la diana del triunfo que permite aumentar la autoestima de un colectivo que empieza a vislumbrar ya el primer encuentro de la Liga BBVA del curso 2015-2016 ante el Real Club Celta de Vigo. El lateral improvisó en un palmo de terreno. Se hizo espacio ante una jauría de defensores rivales, tocó con sutileza con la izquierda para acomodarse al balón al pie derecho. Entonces tensó su cuerpo, miró hacia la portería bermellona y disparo con exquisitez con el exterior para conquistar la escuadra de la meta balear. Fue un gol digno de un partido de mayor relevancia y de mucha más enjundia que, por contra, llegó en un encuentro más de acondicionamiento de pensamientos y de ideas.
No obstante, la diana adquiere su valor en un periodo de pruebas y ensayos que va llegando hacia su ocaso. La sociedad que prepara Lucas Alcaraz abrochó de nuevo la victoria en el penúltimo ensayo del verano. Los enfrentamientos amistosos se difuminan y con ellos el periodo de ensamblaje colectivo. En breve los duelos adquirirán la trascendencia que determina la cotización de la victoria. El preparador andaluz persiste en una idea que ensalza la configuración de una defensa de tres centrales con dos futbolistas de largo recorrido por la banda, Toño e Iván, y una especie de triángulo en la línea de medios con la inclusión de Verza escoltado tanto por José Mari como por Camarasa. Trujillo fue la principal novedad en la configuración del eje central. El defensor se comprometió con el club del barrio de Orriols el pasado viernes para defender la condición de titular por vez primera.
Simao y Juanfran fueron sus compañeros de viaje mientras que Ghilas y Deyverson configuraban la vanguardia. Por momentos, y durante un porcentaje elevado del encuentro, el bloque realizó un ejercicio de control exhaustivo. El balón fue recorriendo la práctica totalidad de la geografía del campo recorriendo las botas de los jugadores azulgranas. Fue una de las consignas establecidas con anterioridad en el vestuario. Al arco defendido por Cabrera había que arribar partiendo del uso y de la tenencia del esférico. En esa labor sobresalieron Verza, José Mari y Camarasa. El Levante adquirió profundidad por los costados. Toño e Iván sumaban efectivos por las esquinas del tapete verde para ganar con convincción la línea de fondo. El dominio y el tempo acentuado de la confrontación se tradujeron en una acusada superioridad levantinista.
El Mallorca divisaba la meta de Rubén desde la larga distancia. Las acometidas locales morían a una distancia sideral del arquero levantinista. Fue una constante. Quizás al Levante le faltó acierto en los metros finales para rasgar definitivamente el duelo. José Mari avisó de sus intenciones en el arranque del envite. No obstante, las acciones más claras estuvieron protagonizadas por Nabil Ghilas, principalmente una indecisión entre Avendaño y Cabrera que el atacante no supo aprovechar cuando la meta estaba totalmente descubierta. Ghilas buscó a Deyverson cuando todo parecía orquestado para celebrara el gol en propiedad. El choque cambió en la reanudación. El gol de Iván mutó un duelo que se transformó en virtud de las variaciones y permutas por parte de los dos equipos.