Los tres puntos sacados a fuego en el césped de Mestalla dejaron algo más. Sensaciones, reivindicaciones y constataciones de que este equipo va asentando poco a poco lo que Voro quiere de ellos
Vuelta al 4-3-3
Visto que el experimento del 4-2-3-1 no cuajó como debía en el Benito Villamarín, Voro decidió retomar el tradicional sistema del 4-3-3 de esta temporada. Esperando la vuelta de Carlos Soler al once titular, el técnico nos soprendió con Fabián Orellana en detrimento de Carlos Soler. El chileno, desde que llegó, muestra sus credenciales cada partido, da versatilidad y aporta experiencia en el ataque. Se convierte en imprevisble, algo necesario en el océano de cotidianidad que es el Valencia esta temporada. La asistencia de Orellana a Nani en el primer gol es canela en rama.
En el partido destaco el trabajo de Enzo Pérez, quizá su mejor encuentro en todo lo que llevamos de campaña. A pesar de los continuos cantos de sirena y rumores que salen desde Argentina. El de Maipú se desquitó con un trabajo excelso en la recuperación. Sin caer en la desidia y desesperación contentó a la grada, que incluso le aplaudió cuando Voro decidió dar entrada a Carlos Soler.
Dani Parejo actuó como el eje, el enganche que engarza a la defensa y el ataque. Ayudó a Enzo Pérez cuando tocaba y se ofrecía a Orellana en cuanto tocaba. En su papel, el que vimos ayer, es uno de los mejores y muy necesario en este Valencia para seguir escalando puestos en la clasificación.
Zaza
El italiano «mojó» como valencianista por primera vez. Ni con el West Ham ni en los cinco partidos precedentes lo había conseguido. Seguro que no es el gol más bonito que ha marcado, ni con la mejor definición, pero seguro que uno de los más importantes. Zaza rompió a llorar cuando, de forma ortodoxa, batió a Gorka Iraizoz y puso el 2-0 en el estadio valencianista. De pie, con el rostro serio y abrazado por sus compañeros. Era el premio a la constancia. Después de fallar a puerta vacía el día del Eibar, le debía una a Mestalla y se la devolvió. Pudimos ver un Zaza que dejó detalles de calidad, se ofreció en ataque, incisivo en la presión y generoso con sus compañeros. Este gol le puede servir para cambiar el rumbo a su temporada.
Munir y Nani
Dos de los fichajes estrellas destinados a liderar a este Valencia estaban con ganas de jugar y de destacar. Dos puñales por bandas que hicieron mucho daño a un Athletic, que acusó mucho jugar con uno menos tras la lesión de Aduriz. Munir quería desquitarse de su expulsión contra Las Palmas, cuajar una buena actuación y de paso, volver a mojar, que desde Pamplona que no lo hace. No pudo celebrar un tanto suyo, pero al hispano-marroquí no se le puede decir que no lo intentó. Desbordó, regateó, disparó…se le vio con ganas.
Nani estuvo bien, quitando el tanto que abría el marcador, el extremo portugués se mostró algo sobreexcitado y quizá le sobró algún regate más. Pero su actitud fue distinta a la de otros partidos, estuvo conectado en el césped de Mestalla.
Portería a cero en Mestalla, doce partidos después
Desde abril de 2016, con aquella goleada al Eibar por 4-0, el Valencia encajaba casi por sistema o por costumbre un gol en su estadio. Una docena de encuentros han tenido que pasar para que contra el Athletic de Bilbao se cortara la racha. Barcelona, Eibar, Betis, Granada, Atlético de Madrid, Espanyol, Las Palmas…habían perforado las redes valencianas en, al menos, una ocasión. La pareja de centrales titulares, Mangala y Garay consiguieron echar el cerrojo aunque un error del central argentino, subsanado por Alves (con paradas de mérito) impidió sufrimiento innecesario a la parroquia de aficionados.
