lunes, mayo 12, 2025
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La etapa más dura de la historia

Tiempo de lectura: 8 minutos
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La cuarta etapa de la Volvo Ocean Race pasará a los libros de historia como la más dura de las disputadas en los 35 años de vida de la Whitbread/Volvo Ocean Race. De siete barcos que salieron de Singapur tan sólo cuatro han llegado a cruzar al día de hoy la llegada en Qingdao.

  • Construcciones Ker, Itaca y Tarhun, campeones Autonómicos de Crucero del 2008

Redacción | NOSTRESPORT.COM
Todos sabíamos que iba a ser una etapa dura, más que dura. Los navegantes y patrones de los siete Volvo Open 70 que toman parte en esta Volvo Ocean Race coincidieron en lo mismo, antes incluso de salir: “Hay que intentar llegar de una pieza. Las condiciones que nos vamos a encontrar son muy duras”, comentó Jules Salter.

Todos sabían a lo que se enfrentaban, las grandes posibilidades de romper y la necesidad de llegar de una pieza, ante la falta de tiempo para reparar entre el final de la etapa 4 y el comienzo de la etapa 5 -la más larga e inhóspita de toda esta Volvo Ocean Race-.

Pepe Ribes, pocas horas después de salir ya comentaba:

”Creo que el parte va a ser malo, muy malo y creo que ninguno de los barcos ha pasado por lo que vamos a pasar, así que se puede romper cualquier cosa, pero digo cualquier cosa. Pero yo creo que es una novedad de esta regata venir hasta aquí y el venir hasta aquí significa pasar un temporal de estos de 48 horas de ceñida. El tema es que estos barcos nunca hacen ceñidas, o sea que no sé lo que puede pasar, es una incógnita”. Y así fue……

Parte de los barcos no aguantaron, las tripulaciones navegaron en modo supervivencia y la premisa pasaba a ser “Baja la velocidad, hay que llegar de una pieza”.

Por un lado la mayor parte de los diseños de los V0 70 están optimizados para ángulos abiertos o de través y no para ceñir. El 80 por ciento de esta edición de la Volvo Ocean Race se navega en rumbos abiertos, por lo que las prestaciones óptimas de diseño se enfocan a esos rumbos. Aunque visto lo visto en esta etapa, ese 20 por ciento restante puede suponer la diferencia entre estar en el podio final o no. El veterano Neil McDonald –Green Dragon- ya anunciaba que la frase sería quitar el pie del acelerador:“Estos barcos no están diseñados para realizar una etapa completa ciñendo en 40 nudos de viento, así que tendremos que aflojar el ritmo, lo que no es fácil”

La flota llegó a navegar gran parte de la etapa con mayor de capa y tormentín, mientras que la única manera de bajar la velocidad con tan poco trapo llego a ser apilar todas las velas y material bajo cubierta, no meter la quilla a su máximo ángulo e intentar bajar todo lo posible el centro de gravedad, manteniendo la gobernabilidad del barco.

Los daños van a tener un precio muy alto para los equipos e incluso alguno no podrá tomar parte en la valiosa etapa 5, con dos metas volante y los puntos completos de una etapa en juego.

DEJANDO SENTOSA POR POPA

El 18 de enero la flota estaba ya dispuesta a enfrentarse a lo desconocido. La realidad en el pantalán, cuando las tripulaciones se despedían de las familias, era clara: caras de preocupación y lágrimas que aventuraban la dureza de la etapa.

Las condiciones en la salida fueron idílicas: 20 nudos, calor y mar llano. Nada que ver con lo que se venía encima. Las tres primeras jornadas de navegación mostraron una perfecta procesión hacia Indonesia, sin opciones tácticas a la vista más que seguir ciñendo al mismo bordo y solo alterada por el paso entre bajos y arrecifes que inundaban las paradisíacas islas de Indonesia. Puma, Ericsson 4 y Telefónica Negro fueron los componentes del grupo líder.

El 19 de enero, y ante la brutal previsión meteorológica, el Comité de Regatas optó de mutuo acuerdo con los equipos, por poner un waypoint de paso obligado que alejaría a la flota de lo más duro del frente que les acechaba.

Tras jornadas en rumbo directo llegó la opción de ir al Norte. La mayoría de equipos viraron al unísono, mientras que los Ericsson optaban por ir más a tierra. El siguiente parte de posiciones mostró lo acertado del Norte y los de la multinacional sueca sufrieron unas calmas que les apartó al último lugar de la clasificación.

Comenzó entonces un juego de estrategia, en la que además de controlar a los competidores y descifrar la meteo, se navegaba en un campo de minas, con bajos que incluso no estaban en las cartas.

SOUTH ROCK LIGHT

El camino hacia el waypoint fue tácticamente interesante. Poco antes de llegar al cuello de botella, la flota ya se había posicionado en tres grupos. Por el Oeste: Telefónica Negro, Delta Lloyd y Green Dragon, por el Este: los hermanos Ericsson y por el centro Puma y Telefónica Azul.

Por primera vez los chicos del Telefónica Negro lideraban la flota, aunque las siguientes horas fueron un gran juego táctico en el que cambiaban las posiciones constantemente. Saltaba aquí el primer incidente, con la rotura del stay del Green Dragon, cuando se encontraba en cuarta posición.

La llegada al waypoint fue de vértigo, y un magnífico Telefónica Negro se colocaba primero en el paso no puntuable. A tan sólo 30 minutos lo hizo el Puma y a 1 hora y 20 minutos el Telefónica Azul. Cuarto fue un impresionante Delta Lloyd que navegaba mejor que nunca, mientras que el farolillo rojo era para los Ericsson, que habían basado su opción táctica en una costa en la que nunca llegó a entrar suficiente intensidad de viento.

Pero los partes meteorológicos ya anunciaban lo que se venía encima; desgraciadamente el drama estaba servido.

LA PUERTA DEL INFIERNO

El temporal estaba ahí fuera y la flota corrió hacia la costa de Filipinas intentando protegerse de lo peor.

Los partes comenzaban a dar vientos de 50 nudos, que en la vida real llegaron a superar los 60 en rachas; el estado de la mar comenzaba a empeorar y es que la corriente en contra del viento hacía que la mar fuera realmente incómoda.

“Antes de nada, un mensaje para los amigos y familiares de los 11 que vamos a bordo”, comentaba Ken Read: “Sabemos que se aproxima una gran tormenta y estamos preparados para ella al cien por cien. Bufff… ya me he quedado mucho mejor!».. Dicho esto, es fácil imaginar lo que se venía encima para un equipo mande este mensaje.

Lo peor estaba al Norte de Filipinas y en el Estrecho de Luzon, pero por la costa las cosas se iban recrudeciendo. Acercándose lo más posible a la costa se encontraban el Telefónica Negro en primera posición, seguido del Puma y del Azul, mientras Delta Lloyd conseguía mantener su cuarto puesto.

“Cuando entre la rasca meteremos los dos rizos e izaremos el J4. El barco se vuelve bastante ingobernable, pero nuestra mayor preocupación es que no se rompa el barco. La fiesta va a comenzar en breve”, decía el gallego Jaime Arbones a bordo del Telefónica Negro.

Las cosas se pusieron peor de lo que esperaba el gallego y el Telefónica Negro optó por resguardarse al socaire de la costa para izar su mayor de capa, mientras las lecturas de velocidad de viento recibidas en el Cuartel General de la Volvo Ocean Race llegaban a los 62 nudos. Si, 62!

La noche del día 24 saltó la primera mala noticia. Los de Ken Read optaron por ponerse en popa y buscar el abrigo de la costa. Habían partido su botavara en dos trozos. Rick Deppe, tripulante de comunicación del equipo americano comentaba poco antes de que comenzaran los problemas a bordo: “Estamos dando botes -verdaderos botes- mientras vamos hacia la costa de Filipinas. Ha sido una noche durísima y el día promete ser peor. Esto es una mezcla entre miedo y excitación”. Pero no tardarían en saltar más noticias desagradables. El parte de incidencias ese sábado iba creciendo.

A las 02:00 GMT el PUMA abandonaba el liderato de la prueba para ponerse en popa y resguardarse en la bahía al Sur de Vigan, para intentar reparar su botavara.

A las 05:30 GMT, y cuando figuraba como líder, el Telefónica Negro necesitó el abrigo de la costa para cambiar su mayor con dos rizos por su mayor de capa.

A las 07:15 GMT era el turno del Delta Lloyd de Chuny Bermúdez, que buscaba aguas más calmadas para intentar reparar una mayor destrozada.

A las 08:30 GMT, el chino irlandés Green Dragon, sin stay propio en su mástil, optaba por irse hacia la costa buscando mejores condiciones.

A las 10:00 GMT el Telefónica Azul salía por el Estrecho de Luzon en posición de líder, seguido de sus hermanos del Telefónica Negro. Tras ellos avanzan los dos Ericsson. A esta hora, la flota se dividía en dos grupos: los que optaron por buscar el abrigo de la costa, y los que prefirieron continuar navegando.

Jules Salter, navegante del Ericsson 4: “Una jornada complicada para la flota. Hemos permanecido al abrigo de la isla Luzon durante la mayor parte del día después de intentar navegar de ceñida en más de 45 nudos de viento. Hemos navegado sólo con el tormentín, acercándonos hacia el extremo Norte de Filipinas, esperando a que disminuya la presión para intentar cruzar a Taiwán a través de un mar enorme, auténtico destructor de barcos. Mientras nosotros estábamos en estas, el Telefónica Azul se ha aventurado a cruzar a pesar de que el resto de la flota permanecíamos a cubierto. Genialidad o estupidez –si el barco rompe–; el tiempo lo dirá”.

“El problema con estos barcos es que sólo quieren ir rápido, e incluso sólo con el tormentín vamos a 9 nudos. Con más trapo es difícil bajar de 12 nudos, y cuando saltas de una ola a esas velocidades es normal que haya pequeños daños pero, potencialmente algo mucho más serio. Honestamente no creo que la mesa de navegación aguante entera mucho tiempo”.

Con las condiciones de viento y mar frente a las costas de Luzon, el siguiente en reportar daños fue el Green Dragon de Ian Walker que, con problemas estructurales, ponía rumbo a tierra. “Nuestra intención es continuar tras reparar. Uno de los mamparos de proa se ha desintegrado del casco, y la tripulación está trabajando para reforzarlo y anclarlo de nuevo al casco”.

Poco después fue el turno del Delta Lloyd, el barco de primera generación que patronea Chuny Bermúdez de Castro, comunicando a la organización de la regata la rotura de una de las ruedas del timón, de su mayor y de daños en el carril de su mástil.

Guillermo Altadill comentaba sobre la situación: “Cuando fue subiendo el viento bajamos la mayor con tres rizos y estaba rota. Izamos la mayor de capa y el tomentín pero ya pegaban 50 nudos. Teníamos que arreglar la mayor para continuar, así que hemos anclado en esta bahía en la que las condiciones son más suaves y arreglar. Al lado nuestro también tenemos al Green Dragon. La verdad es que las condiciones ahí fuera son muy duras, es arriesgado cruzar con ese viento”.

El mediodía trajo otra desagradable noticia y es que los de Echávarri, a bordo del Telefónica Negro y en su camino hacia Taiwan tuvieron que volver hacia Filipinas, tras observan una alarmante grieta entre la cubierta y el casco de su Volvo Open 70. Los del Negro optaron por retirarse de la regata.

Mientras tanto los que continuaban regateando contra las salvajes condiciones eran Telefónica Azul, que se encuentra a primera posición, seguido de los hermanos Ericsson.

TAIWAN A BABOR

Los supervivientes fueron dejando Taiwan por babor. El Telefónica Azul cabalgaba en un cómodo liderato de más de 65 millas a sus perseguidores E3 y E4. Seguidos de lejos, se reincorporaron a la regata el Puma, Delta Lloyd y Green Dragon, aunque este último confirmaba que la reparación efectuada en su mamparo de proa no había tenido éxito.

De nuevo otro frente sacudió a la flota esta vez el Ericsson 3 ponía rumbo a Taiwan con una importante vía de agua que llegaron a controlar, tras encontrarse el barco con casi medio metro de agua. Por su parte el Delta Lloyd le seguía en su rumbo a la isla al sufrir una importante deslaminación en su proa.

RUMBO A LA META

La batalla continuaba. La carnicería de los últimos días significó la retirada o suspensión temporal de la navegación de algunos equipos, pero la lucha por ser el primero en llegar a Qingdao se lidiaba cara y con ello una apasionante duelo entre tres.

El Telefónica Azul apenas a 250 millas de una llegada muy reñida, con un ataque del Ericsson 4 y Puma obsesivo. Tras la inimaginable recuperación del Puma –con su botavara partida pese a una reparación de emergencia- la lucha estaba servida. Ericsson 4 de Torben Grael, a tan sólo 30 millas del líder Telefónica y a su popa el americano.

La flota de tres se fue agrupando, al venir los de popa con otro sistema meteorológico, y el Puma consiguió sobrepasar al Ericsson cuando a menos de 50 millas de la llegada, se quedó enganchado con unas redes de pesca.

El Telefónica Negro consiguió mantener su trabajado liderato, entrando triunfante en Qingdao, seguido del Puma y Ericsson 4. Dos días después llegó el herido Green Dragon, que consiguió cruzar la línea de llegada pese a los grandes daños con los que cuenta.

En este momento todavía queda por entrar, al no estar retirados sino en modo de suspensión temporal de la navegación, el Ericsson 3 y el Delta Lloyd. Pero eso es otra historia.

Fuente: Volvo Ocean Race

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