jueves, marzo 28, 2024
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La Rambleta acogió la obra de teatyro «Los que hablan»

Tiempo de lectura: 2 minutos
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El pasado fin de semana tuvo lugar en La Rambleta, un espacio cultural de nuestra ciudad, una de las mejores obras teatrales de este año. 

El reloj marcaba las 20:06 horas cuando la sala estaba a rebosar esperando a que subieran a las tablas de La Rambleta los dos actores principales; Marina Alterio y Luis Bermejo

Los 80 minutos de la obra transcurrieron entre risas constantes por parte del público, que la pareja de actores acabó cautivándolo. La argentina y el madrileño subieron al escenario y se sentaron uno en frente del otro ante una mesa con una botella de agua y dos vasos, y permanecieron sentados durante casi toda la función. A lo largo de la hora y media de la representación estuvieron conversando sobre temas cotidianos que la sociedad se puede sentir identificada, de ahí el éxito de la obra. El público conectó con los autores desde el momento en el que se sentaron y empezaron a intentar hablar, aunque sin éxito alguno.  

La comedia de Pablo Casal tenía como objetivo resignificar la palabra con una inocencia nacida en el siglo XXI y el resultado ha sido impecable. El sábado y domingo pasado, Alterio y Bermejo se subieron al escenario para interpretar a “Los que hablan” y acabaron dando una lección a todos los presentes sobre como la palabra en los tiempos que vivimos ha perdido toda su integridad y su función. Por eso, se dio mucha importancia a los silencios, esos silencios que como bien ha dicho el propio director “incitan a dejar morir la palabrería para explorar el dominio de la comunicación”

La función estuvo impregnada de “humor absurdo” pero ha sido fácil descubrir cuando los actores querían transmitir ruido o por otra parte, cuando querían resignificar el silencio. Hubo tiempo para todo, aunque de lo que más, de conversar, de conversar sobre cualquier cosa, diferentes temas a la vez, aunque entre ellos se aturullan, se dejan preguntas al aire, otras que ni siquiera se responden, silencios largos, otros más cortos, cortocircuitos verbales, escenas cómicas, otras más series, repetición de palabras e incluso de frases. 

En definitiva, la obra “Los que hablan” ha sido un magnífico ejemplo y reflexión sobre la dificultad de comunicarse, y para ello, los elementos clave han sido el lenguaje y los sentimientos, que han dejado aflorar al público unos sentimientos familiares para todos.

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