Fue un despegue realmente sideral. Paco Herrera se posicionó en la matinal de ayer en el banquillo del Estadio de Balaídos y contempló la victoria de la escuadra albinegra en competición oficial ante uno de los bloques con los que compartía dígito en los estratos más elevados de la clasificación general en la categoría de Plata. Paco Herrera llegó, vio y venció.
Redacción | NOSTRESPORT.COM
Fue un despegue realmente sideral. Paco Herrera se posicionó en la matinal de ayer en el banquillo del Estadio de Balaídos y contempló la victoria de la escuadra albinegra en competición oficial ante uno de los bloques con los que compartía dígito en los estratos más elevados de la clasificación general en la categoría de Plata. Paco Herrera llegó, vio y venció.
El preparador emuló al famoso Julio César, autoproclamado en primera persona y sin rubor el estratega de los estrategas en sus escritos sobre la Guerra de las Galias, si bien Herrera compartió el triunfo con Abel Resino y el resto de los jugadores. Al margen, y para los enamorados de la estadística, Herrera mejoró notablemente los precedentes inmediatos en referencia a las prestaciones alcanzadas por los técnicos que, en situaciones análogas, inauguraron su expediente al frente del banquillo del club de Castalia en competición liguera.
De hecho, la historia más reciente, tomando como eje cronológico el espacio comprendido desde el último ascenso a la Segunda División en junio de 2005, acentúa el valor de la victoria conquistada en tierras gallegas. Nadie lo había conseguido con anterioridad. Pepe Moré debutó en noviembre de 2005, sustituyendo a Martín Delgado, en un duelo que enfrentó al C.D. Castellón y al Levante en el estadio de Orriols. El triunfo, aunque, ajustado, sonrió finalmente a la causa azulgrana (3-2) pese a los goles de Epitié y Torrecilla. El postrer precedente está mucho más cercano en el tiempo. En la claridad de enero de 2008, y todavía con las fiestas navideñas en plena efervescencia, la escuadra albinegra se enfrentó al líder de la categoría, el Numancia, en el feudo de la Avenida de Benicassim en partido retransmitido por Punt Dos (0-0).
La brillantez del juego mostrado por el bloque que preparaba desde los últimos días de 2007 Pepe Murcia no tradujo sus réditos en la obtención de un nuevo triunfo que cerrara las heridas producidas en el enfrentamiento que, con anterioridad al paréntesis navideño, disputó el conjunto de La Plana ante el Albacete (2-0). Lo cierto es que la semana pasada fue pródiga en acontecimientos en alusión al desembarco del preparador catalán en la entidad castellonense. Paco Herrera se desvinculó del Espanyol para, sin solución de continuidad, comprometerse con el C.D. Castellón. De los despachos, y tras ostentar el título de director deportivo de la institución catalana, pasó al césped de Balaídos, previa presentación oficial en sociedad y un único entrenamiento en A Madroa en la mañana del sábado, para festejar una victoria que contó con una dedicatoria compartida en dirección hacia el anterior preparador, Abel Resino, la afición y José Tabares.
No obstante, resalta una notable y susceptible diferencia con los ejemplos anteriores. Pepe Moré y Pepe Murcia accedieron a la nave albinegra en dinámicas que aventuraban curvas peligrosas. Era más que evidente que existía un sustrato negativo que concluyó con las destituciones de los inquilinos del banquillo. Paco Herrera se beneficia de un colectivo acostumbrado a transitar desde el inicio del curso por la parte más privilegiada de la clasificación. Además su predecesor inmediato en el tiempo permutó su status por el Atlético de Madrid y el acceso a la elite de la Primera División. No hay una situación traumática en la que predomina de raíz un ciclo de resultados adversos que invita a una variación profunda y a una metamorfosis. Ni una sustitución, con el componente peyorativo que genera, tal y como marca la ortodoxia del fútbol, con la llegada de Paco Herrera.
Fuente : www.cdcastellon.com