En la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2020, Valencia resultaba beneficiada como subsede olímpica de vela. La elección de quien se llevaría el título de Ciudad Olímpica para el año 2020, se tomaba en Buenos Aires el día 7 de septiembre de 2013 y fue de pesadilla.
Hace ya tiempo que se estaba trabajando en la posibilidad de Valencia como sede olímpica de Vela, aproximadamente desde el año 2007. Incluso en la candidatura de Madrid 2016 ya fue nombrada subsede, con lo que se estuvo estudiando las otras sedes que hubieron de los Juegos Olímpicos.
Se estimaba que disponía de uno de los mejores campos de regatas del mundo, que permitiría seguir a los espectadores la competición desde la playa. «Han sido diseñados 5 campos de regatas para las distintas disciplinas olímpicas. Estas zonas se asignarán en las zonas de competición del campo de Regatas Romeo. Se ha calculado que unas 500.000 personas estarán presentes en las playas Malvarrosa y Las Arenas. Se sostiene que los vientos en la zona son de gran calidad, asegurando una dirección de 120-140 grados conocido como El Garbí. En cuanto al estudio meteorológico están practicamente aseguradas unas condiciones óptimas».
Grandes esperanzas
Además, se afirmaba que las infraestructuras estaban listas casi en su totalidad (se decía que solo queda un 10% que realizar), ya que la ciudad realizó las dos últimas ediciones de la Copa América de Vela. «Las infraestructuras que serán necesarias y ya están construidas son las siguientes: Edificio de Transmisión Televisiva, Antigua Estación Marítima, Edificio del Reloj, Tinglados, Bases de Equipos ACM y el edificio de Veles e Vents. En cambio, falta por construir el Centro de Regatas, adaptación amarres en la Marina Sur y las gradas para los espectadores».
Para la realización de este acontecimiento se hicieron los siguientes cambios en las infraestructuras. Para empezar se cerró la dársena interior para independizarla del Puerto de Valencia, separando el tráfico náutico deportivo del mercante. Se abrió un nuevo canal hacia el este que une la dársena de nuevo con el Mediterráneo, reduciendo en más de dos kilómetros la distancia a navegar para salir a mar abierto. También se creó un nuevo dique de abrigo y su contradique junto con dos marinas abrigadas nuevas, al norte y al sur respectivamente del nuevo canal. Como resultado, se obtuvo un espacio único en el mundo, de más de 1 millón de metros cuadrados y 700 puntos de amarre, con una integración urbana envidiable.
En cuanto a la ubicación, «existe una gran facilidad para la conexión tanto nacional como internacionalmente. No hay que olvidar la viabilidad el tren de alta velocidad (AVE) que conecta con las principales capitales españolas. El interior de la ciudad dispone de un conjunto de grandes avenidas que facilitan el tráfico interno. También disponemos de una serie de transporte público, principalmente Metro Valencia y EMT. Esto unido a la diversa oferta hotelera, propician que Valencia se convierta en una ciudad muy cómoda para el recibimiento de turistas. Ya se ha pensado en el alojamiento de las 800 personas de la Familia Olímpica, por la accesibilidad y proximidad se dispondría en hoteles del entorno de la Marina».
Fue bonito mientras duró
«Una de las grandes justificaciones que han impulsado el nombramiento de subsede ha sido la experiencia que ya ha tenido la ciudad en la organización de importantes eventos deportivos. La ya nombrada Copa América, aparte de la facilidad que para este nuevo evento otorga en las infraestructuras, aporta confianza para la organización en nuestra ciudad de estos nuevos eventos deportivos de importancia internacional. La importancia de Valencia en el ámbito deportivo va en aumento, ya que ha demostrado el apoyo a este tipo de eventos (por ejemplo la organización de carreras populares, vueltas a pie, etc.)».
Habrá que intentarlo en otra ocasión, o no.