El Elche olvidó las penas en Liga para hacerse infranqueable en Copa. De este modo, desquició a un Atlético superior que sólo obtuvo premio con el zarpazo de Thomas. Vietto privó a los colchoneros de una mayor ventaja y acabó desplegando las alas a un equipo que igualó de penalti al iniciarse el segundo parcial. Con el inesperado tanto, los ilicitanos casi obran la remontada, pero la épica queda reservada para el Wanda.
Más de una década hacía que el Elche CF no obtenía el premio de unos dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Y lo hizo en la posición más enrevesada, militando en Segunda B y sometiendo a tres contrincantes en eliminatorias previas a partido único. Los rivales en el camino: Durango, Badalona y Hércules.
Su recompensa en el sorteo fue el Atlético de Madrid, uno de los rivales más preciados en la ciudad ilicitana por su entidad y porque allí reside un ilicitano de pura cepa como Saúl Ñíguez, al que se homenajeó antes del arranque.
Tumbar al cuadro rojiblanco aparentaba una utopía si echabas la mirada al último parcial del equipo de Vicente Mir. El Elche había sucumbido sus dos últimas batallas ante Llagostera y Alcoyano, un escaparate muy pobre para recibir a todo un subcampeón de Europa.
Con la estadística sobre la mesa, una vez silbó Estrada Fernández la predicción no varió ni una pizca. El Atlético alineó varios suplentes que aprovecharon su oportunidad para demostrar al ‘Cholo’ Simeone su destreza para futuros y ambiciosos retos. La pretensión fue clara. La partida fue una montaña para el Elche desde el minuto uno. La disparidad en cuanto a calidad y motivación, sobre todo motivación, se hizo tan latente que los ilicitanos sentían el pánico en demasía. Totalmente a merced del Atlético, esperaron atrás sin imponer el ritmo adecuado. Y con jugadores como Vietto, Gaitán o el canterano Sergi, el cuadro rojiblanco se bastó para tornar en pesadilla lo que horas previas al partido se tomaba como una fiesta.
Desmontando al Elche
Nada más rodar la bola, Fernando Torres había dispuesto ya de una ocasión franca tras centro de Vrsaliko. Por las bandas llegó todo el ahínco y, tanto Albacar como Iván Calero, sufrieron la angustia de los extremos y las constantes subidas de los laterales. El canterano Sergi, especialmente, resultó una agonía para la zaga ilicitana con sus progresiones por la izquierda. Mientras tanto, Gaitán sorprendía por dentro y descolocaba. Fue sin duda el hombre con más desequilibrio e ingenio de la primera parte. El extremo argentino maniobró y dobló a quien se intentaba cruzar en su camino e incluso sirvió en ocasiones el gol a un Vietto errante e inofensivo. El ex jugador del Villarreal malogró innumerables opciones, la mayoría impensables para los seguidores atléticos.
No obstante, para desgracia del cuadro local, el Atleti derrocha alternativas y ante la sequía goleadora de unos, detecta el éxito en otros. Thomas fue el más inspirado cuando el Atlético retomó su juego por las bandas. Vrsaliko colgó al segundo palo el cuero y allí esperaba el ghanés para picarlo con la cabeza e inaugurar el electrónico.
Una vez abierta la lata, el miedo se trasladó a las 15 mil gargantas presentes en el Martínez Valero. La superioridad era tan tremenda que los hinchas locales esperaban lo peor. Sin embargo, el Elche resistió gracias a la falta de puntería del oponente y a la encomiable actuación de Vallejo. De este modo, vivo y coleando, marchó a vestuarios únicamente con un gol de desventaja.
Casta de campeón
Y lo precioso del balompié. El Atlético desmereció un sinfín de posibilidades que acabó pagando una vez iniciado el segundo tramo del choque. Un giro inesperado que el Elche disfrutó y aprovechó cuando Lolo Plá agarró el esférico en tres cuartos para sorprender y sobrepasar a toda la muralla colchonera. El delantero internó en el área y fue derribado por Lucas con el consiguiente penalti que el propio jugador transformó por el centro engañando a Moyá. Ahora sí, la fiesta se trasladó a las gradas que desde ese instante no pararon de animar y de creer en un desenlace más codicioso.
La igualada supuso un jarro de agua fría para el subcampeón de Europa. Más si cabe porque al descanso, la diferencia de goles podría haber sido mayor de no ser por la escasa puntería de Vietto. Ante el accidente, los de Primera intentaron reconducir el castigo tirando de galones. El propio Vietto se presentó en solitario ante Vallejo, pero el resultado final fue evidente. No era la noche del argentino. Más bien tardará en olvidar este calvario porque no anduvo fino en ninguna acción.
Con el encuentro en juego, restaban más de 35 minutos para aguantar el arreón rojiblanco o incluso para obrar la remontada. Porque el duelo entró en una dinámica con devenir aleatorio. Los del ‘Cholo’ bajaron los brazos y la afición local soñaba con viajar al Metropolitano tomando la delantera. Mir inculcó claramente la idea en vestuarios. El técnico del Elche apostó por imitar a su rival buscando el punto débil en las bandas, y acompañado de la caída en picado por parte del Atlético.
El ritmo y la participación de los extremos Iván Sánchez y Javi Flores, junto con el artillero Lolo Plá fueron las figuras afamadas que apearon al visitante del partido. Igualmente, el meritorio trabajo defensivo de Golobart y la presión asfixiante de Sory Kaba destacaron en el cambio de sentido. El ghanés pecó en diversas fases de individualismo pero se convirtió en una asfixia para los zagueros.
Tras la igualada, Moya tuvo que colocarse la etiqueta de héroe para salvar de la catástrofe a su entidad. El guardameta reapareció con intervenciones de mérito sobre todo en jugadas a balón parado. Y es que el Elche salió vivo de milagro en el primer acto pero resistió y acabó asustando a un Atlético que estuvo al borde de la derrota.
Una vez establecido el empate final, el Wanda Metropolitano dictará sentencia en cuatro semanas. Al menos, el Atlético ya ha percibido la dosis de una escuadra que, pese a militar en Segunda B, batallará la vuelta con once fieras en busca de la hazaña.