El Comité Olímpico Internacional decidió posponer un año los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Se celebrarán del 23 de julio al 8 de agosto de 2021, una opción difícil, pero sin duda alguna la más sensata para que todos puedan volver a vivir el deporte en su plentiud.
Una vez más, los Juegos olímpicos se suspendieron. Como en Berlin 1916, debido a la primera Guerra Mundial. Luego en Tokio 1940 y Londres 1944 por culpa de la Segunda Guerra. Esta vez, la pandemia mundial del Covid-19 pospuso la segunda organización de la capital japonesa y transformó a Tokio 2020 en 2021.
Hace tan solo una semana se conocían las serias intenciones del COI para aplazar los Juegos Olímpicos a desarrollarse en Tokio durante julio y agosto. Casi una semana después, el máximo organismo olímpico, lo comunicó de manera oficial, y deslizó la posibilidad de desarrollarse en este mismo año, más precisamente en septiembre.
Si bien cedieron ante el clamor popular y varias solicitudes por parte de muchas federaciones, dónde finalmente ha primado la sensatez y la prudencia, su idea inicial de aplazar la máxima cita olímpica a septiembre era casi tan necia como la de continuar con la fecha estipulada hace ya cuatro años.
En primer lugar, si bien casi todos los deportistas están en condiciones físicas y se las arreglan para mantenerse a tope en medio de la cuarentena, no es menos cierto que no gozan de ritmo de alta competencia. Mucho menos los deportistas que integran equipos como el fútbol, balonmano, baloncesto, etc.
En segundo lugar, hay muchos que no poseen las condiciones o infraestructuras para lo que su disciplina requiere para prepararse para una competencia de éstas características.
En tercer lugar, muchas competencias faltan llevarse a cabo, que determinarán la clasificación de muchos deportistas que tienen el sueño de competir a nivel olímpico. Lo que obligaría a una reprogmación inmediata del calendario cuando no hay ninguna certeza en el horizonte inmediato. Algo absolutamente imposible debido a la incertidumbre que poseen muchos países debido a la pandemia del Coronavirus.
Pero fue este fin de semana, cuando se conoció la fecha que establecieron los comités de manera telemática. La única posibilidad viable para poder estar a la altura de lo que la historia demanda y de darle al olimpismo el lugar que se merece.
Y por más que duela, es la mejor elección ya que no sólo los deportistas necesitarán volver a empezar con su puesta a punto sino también muchos comités y federaciones necesitarán reestructuración debido al azote económico que la cuarentena obligatoria está generando en la economía mundial. No era una decisión fácil y es por eso que Sebastián Bach y su séquito, han decidido esperar hasta último momento para posponer la cita.
El sueño no muere. Apenas se pospone. El sueño sigue más vivo que nunca. Pues la humanidad vive horas cruciales, en dónde en vez de dividirse entre naciones, debe estar unida bajo una misma bandera. Mañana será tiempo de disfrutar al olimpismo, pero hoy toca luchar. Serán los Jugos Olímpicos más determinantes de la historia. Donde la humanidad, por fin, pueda celebrar el haber dejado atrás la peor pesadilla de los últimos tiempos.
Pero hoy es hora de afrontar otra competencia fundamental y mucho más importante, para que dentro de un año, cuando la llama Olímpica vuelva a encenderse, la humanidad entera suba al podio a recibir la medalla de oro más importante de toda la historia: la de la superación. Después de todo de eso se tratan los Juegos Olímpicos, de la superación constante.