El Villarreal se ha impuesto ante el Valencia por la mínima en El Madrigal para despedir el año y adjudicándose el derbi de la Comunitat para comenzar con todo el 2016 en puestos de Champions. Bruno, con un golazo de balón parado sacó diferencia en el resultado.
El trajín de un 2015 que ya se va hicieron mella en las ambiciones de ambos equipos al comienzo de un partido que su amanecer parecía un amistoso. Con buen juego pero sin audacias, las fiestas de navidad y las vísperas de año nuevo quitaron la verdadera importancia del encuentro, como un compromiso que uno mismo se quiere quitar de encima. Al mal paso, darle prisa.
Desde el comienzo hasta el final del partido, el conjunto que dirige Marcelino logró imponer el juego y entendió que era la oportunidad de continuar por la misma senda que ha logrado a lo largo de la temporada. El Valencia todavía no logra despertar del todo, pese a su buen juego, no ha podido despertar en los últimos metros de la ofensiva.
Además de tener más oportunidades, la dupla Soldado-Bakambu logró gravitar mucho más y llevar peligro a Domenech pero finalmente ha sido Bruno Soriano que con su calidad abrió el marcador con un golazo de balón parado, un misil imparable para que el Villarreal se haga con un partido complicado pero en el que mereció llevarse los tres puntos.
Así, el local levanta las copas y anhela un 2016 tan bueno como en 2015. Por otro lado, el Valencia levanta sus copas pidiendo que el 2016 sea mejor que el año que se va. Mucho mejor, que los últimos seis meses.