Los blanquiazules pagaron muy cara su apatía en la segunda parte
Cierta expectación en Alicante para ver el rendimiento de su Hércules, tras las dos victorias consecutivas de los blanquiazules. Enfrente, un Mallorca B igualmente necesitado de puntos y tratando de imponer su juego ante el empuje de los de Lolo Escobar.
Salieron los herculanos decididos a desnivelar rápidamente el encuentro, y ya en los primeros ocho minutos tuvieron dos claras ocasiones de marcar, una de ellas con balón al poste. Pero fue en el minuto 9 cuando llegó el primero de los locales al controlar Alvarito un balón en la frontal del área y enganchar un fortísimo disparo que se coló en la portería balear muy cerquita del poste, evitando la estirada del meta mallorquinista. Pero no se quedó el ímpetu herculano satisfecho, y tan solo 4 minutos después logró la escuadra blanquiazul su segundo tanto, también por medio de Alvarito, y de forma muy similar el primer gol, aunque desde dentro del área. Quizá mucho premio para los locales, viendo el juego realizado y el tiempo transcurrido … pero este Hércules empieza a mostrar algo que echaba en falta la afición alicantina: empuje, coraje, ganas, lucha.
Tras los dos tantos, el Mallorca subió líneas, y aunque tuvo más posesión que los locales, ese dominio del balón no se vio reflejado en ocasiones de gol, para tranquilidad de la sufrida parroquia alicantina, que, eso sí, no olvidó su ya habitual en cada partido “petición” de la salida del máximo mandatario herculano, E. Ortiz.
Es más, el nivel del juego bajó varios enteros en este tramo final de la primera parte, haciéndose algo tedioso y, también, muy previsible.
Tras el paso por vestuarios, los mallorquinistas salieron más decididos al ataque, mientras que la escuadra local parecía algo dormida. Así, movió banquillo el técnico visitante, dando mayor empuje y pasando a dominar el centro del campo, logrando su objetivo en el primer tercio de esta segunda parte. Poco a poco los blanquiazules equilibraron el control del balón, y volviendo a disponer de ocasiones de peligro cerca del área rojilla.
Pero fue un espejismo. El partido empezó a decantarse del lado visitante, que a 10 minutos del final no había logrado marcar, pese a su dominio del balón. Y tuvo que ser a balón parado cuando el cuadro local tuvo que volver a recordar pasadas épocas. Una falta fuera del área significó un espectacular gol para los baleares, obra de Garay, que conectó un trallazo que se coló sin remisión en la meta alicantina.
Pero no todo acabó ahí, sino que el castigo fue mayor para un Hércules que desapareció en el césped en la segunda parte, excepto algún momento aislado. Y en una contra, rozando el minuto 93, ya en el descuento, Diabate culminó una “contra” de libro para los visitantes que significó la igualada a 2, y que fue el resultado final, para desesperación de la afición alicantina, que vio como un equipo que casi no había conseguido goles en esta Liga, les hacía dos en su visita al Rico Pérez herculano.
FOTOGRAFÍA: José Ferrer
