Desde la llegada del técnico portugués al banquillo ché, muchos han sido los problemas y las dudas que se han generado en un sector de la afición con respecto al luso.
Para empezar su arribo a la banqueta valenciana fue muy polémica, porque sustituyó a un Pizzi que tenía el respaldo de los que ‘mandaban’ en ese momento. Esto generó la primera polémica. La presentación, con Rufete declarando abiertamente lo que pensaba y posicionándose con respecto al entrenador anterior, le honraba profesionalmente, pero le alejaba personalmente del lusitano, a todas luces, y delante de las cámaras. A partir de ese momento y aunque han trabajado juntos, no podía eliminarse el resquemor, lógico si se quiere, de Nuno.
La eliminación copera frente al Espanyol, en la semana de la renovación del entrenador, con un error garrafal del club en el manejo de los tiempos (normalmente se renueva a un técnico en momentos muy determinados, si tiene ofertas de terceros equipos, o para darle confianza o para reforzarlo en una situación complicada, o por el contrario para hacer un proyecto si los resultados son buenos, pero no en mitad de una eliminatoria que tampoco estaba imposible precisamente y además recién llegado el luso, con lo cual no apremiaba nada su situación contractual) y algunas derrotas puntuales feas de visitante crearon la incertidumbre entre un sector de los aficionados de Mestalla.
La clasificación en Almería parece que convenció a algunos, pese a que hubo sus momentos tensos en el partido en los Juegos del Mediterráneo, y llegó el verano, pero muy pronto: la semana siguiente al choque de Almería y las declaraciones explosivas del agente de Otamendi.
Otamendi y su representante
El tema de cómo decidir, y concretamente quién, además de gestionar los fichajes, y la idea de Nuno de ser manager en el futuro, caldeó el ambiente. Pero cronológicamente fue primero el ‘torpedo’ del asunto del zaguero, ahora en el City.
El ‘tema del General Otamendi’ dinamitó completamente todo y con las declaraciones del representante del defensor argentino más, en las que salía mal parado Amadeo Salvo y ponía nuevamente a Mendes en la ecuación. Todo esto provocó la salida de Salvo y Rufete, o por lo menos lo aceleró, y encrespó más el ambiente por parte de la afición, que entendió que en la batalla Salvo-Rufete, frente al ‘clan de los portugueses’, habían vencido Mendes-Nuno, por su mayor fuerza frente a los débiles, pero fuertes entre el aficionado.
Los pitos del otro día demuestran que hay un resquemor que aparecerá cuando haya algún problema a nivel de resultados, o no gusten los cambios. El uso de la plantilla y la valía de los fichajes también se le imputará al míster. Negredo, el juego desplegado…
Además su ausencia de carisma y simpatía tampoco le ayudan, al igual que su bagaje como portero de nivel discreto a nivel internacional, y de clubes como futbolista, y su recorrido como entrenador, con unos méritos escasos para entrenar a todo un Valencia.
Posición incómoda para Nuno por tanto, pero dependerá de lo de siempre: que entre el balón. El tiempo marcará el camino.