El filial granota se aprovechó de la indolencia del Hércules y logró una merecida victoria en el feudo alicantino. Jordi Soler, Álex Cerdá y Marc Pubill fueron los goleadores levantinistas.
Comenzó el encuentro con los locales tratando de imponerse en el control del balón, buscando claramente la portería levantinista, y tratando quizá mantener la inercia del 0-4 logrado la pasada jornada en la cancha del modesto Pulpí. Frente a ellos, un Levante B bien organizado en defensa y que, de salida, no mostró ningún miedo ante el Hércules.
Con todo, la primera ocasión clara del partido la tuvieron los visitantes, tras un error en el pase de la zaga herculana y posterior robo rival, pero el disparo de Jorge lo detuvo en una buena intervención Jesús Fdez. Era el minuto 16, y poco más que eso se había visto en el juego, hasta el momento muy centrado en la batalla estratégica entre los dos conjuntos, pero falto de verticalidad hacia ambas áreas.
El partido perdió con el transcurrir de los minutos velocidad y atractivo para el aficionado, especialmente la parroquia local, ya que aunque el balón era herculano, tampoco es que se crearan ocasiones de peligro real, sobre todo a la – como decíamos – bien organizada zaga granota, que, en esta primera parte, ofreció pocas dudas en su rendimiento. Tan solo de disparos lejanos metió miedo el Hércules, como en uno de Raúl Ruiz en el min. 28, pero fue el Levante B el primero en marcar, al aprovechar Jordi Soler en el minuto 29 un buen centro desde la izquierda para batir la meta alicantina.
Poca justicia hacía este gol, pues hasta ese momento el Hércules era quien más ambición había mostrado, pero en el fútbol goles son buenas razones, y cuando perdonas – como había hecho el Hércules al no aprovechar su claro dominio del balón – lo sueles pagar muy caro. Así, también el público comenzó a mostrar su descontento, pues los suyos tocaban y tocaban … pero no inquietaban en demasía a su rival, que, por otra parte, ya había conseguido su objetivo de marcar primero. Y es que tras el gol, se vio claramente la estrategia levantinista: buena defensa tratande de mantener su portería a cero, y búsqueda del contragolpe como recurso ofensivo. El Levante B vino a “no perder” a Alicante, y de momento estaba ganando. Por su parte, triste tirando a muy triste la imagen del Hércules en esta primera parte.
Tras el paso por vestuarios, era de suponer que la imagen de los locales sufriera algún cambio. Y, al menos en estos primeros minutos, el equipo se mostró más directo, tratando de llegar al área visitante abriendo el juego por las bandas y buscando servir balones para los rematadores. Pero la zaga granota no ofrecía ninguna fisura, y las intenciones locales se quedaban en eso: solo intenciones. Por su parte, el Levante B sí se mostraba peligroso en los contragolpes, especialmente a través de Faraj, una pesadilla para los defensas blanquiazules dureante todo el encuentro.
Sergio Mora ya había intentado cambiar el juego de los suyos con la salida de Aketxe tras el descanso, y volvió a mover su banquillo, dando entrada a Bikoro y Pau en el min. 56 por Mario y Chuli, reafirmando su intención de tratar de ir a por el partido dotando de mayor velocidad al juego blanquiazul.
Pero fue el Levante B el que supo marcar, de nuevo, en el min. 63 tras un balón que roba Álex Cerdá en el centro del campo y, sin oposición de jugadores herculanos, se planta en el área local para lograr el 0-2, que quizá ahora sí, mataba las ilusiones herculanas de lograr un resultado positivo. Y es que la apatía de los jugadores blanquiazules era muy, pero que muy preocupante.
El gol, como decíamos, fue un auténtico mazazo para la escuadra blanquiazul, que aunque siguió intentando estrenar su casillero, ya no lo hacía con el mismo convencimiento de antes, sino a través de acciones sobre todo individuales, fruto de la calidad de la plantilla herculana. Es más, incluso el Levante B logró el tercero de la noche, en un balón que controla Marc Pubill al borde del área alicantina y es capaz de disparar a portería sin que ningún defensa le obstaculice, batiendo así a un Jesús Fernández que detuvo el disparo pero vio cómo se le escurría el balón para acabar traspasando la línea de gol.
En definitiva, victoria levantinista ante un Hércules que demostró – como siempre – una preocupante falta de gol, lo que año tras año deja sin futuro las ilusiones de la sufrida afición blanquiazul.
Mención aparte merece el entrenador granota, Alesio Lisci, que en una actitud totalmente antideportiva estuvo gran parte del encuentro dirigiéndose y provocando al banquillo alicantino, algo que ya hizo mostrar una tarjeta amarilla (aunque fue a un asistente) al colegiado tras el primer gol visitante. En fin, una forma de actuar que desmerece el justo triunfo de los suyos en el feudo herculano.
FOTOGRAFÍA: Hugo Izquierdo – Hercules CF Comunicación.