Se impone en este momento final de curso un análisis del año blaugrana, en el que el club ha crecido exponencialmente en todos los niveles. Las ‘notas’ no pueden ser más altas.
En la Liga el equipo empezó muy mal con la goleada en el Nou Camp, pero ya en el partido de Vallecas se evidenció que este año la suerte iba estar de lado de los granotas. Los partidos de local contra Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Valencia han situado en su verdadera dimensión a los levantinistas. Contra los equipos grandes se ha conseguido un nivel altísimo y sobre todo muy competitivo, con lo cual el crecimiento como bloque ha sido evidente. La labor de Joaquín Caparrós y los años de experiencia que lleva acumulados en la máxima categoría se han notado sin duda. Se ha ido de menos a más y en ningún momento se ha sufrido por la categoría, es más, se llegó a coquetear con los puestos de privilegio.
Los peores momentos fueron la goleada del Villarreal un domingo por la mañana, que agrió la jornada y los partidos contra Real Betis y Athletic de Bilbao, en un momento donde el cuadro azulgrana parecía desenchufado de la competición. De visitante, los partidos contra Osasuna, Celta, Sevilla… demostraron la fiabilidad de un conjunto que crecía por momentos. El partido del Vicente Calderón fue el momento de máxima polémica, unido al choque contra el Real Madrid. A lo mejor el único lunar como forasteros fue el choque de Mestalla, aunque vino en unas fechas navideñas donde había muchos cambios en ambos equipos y era un momento un poco inestable.
Una buena Copa
En Copa del Rey, los de Orriols se deshicieron del Recreativo de Huelva, que en ese momento era el ‘gallito’ de la Segunda División y posteriormente también del Rayo Vallecano. El Barcelona fue el obstáculo insalvable para los de Joaquín Caparrós, pero coincidió con el partido en el Ciutat de Valencia, de Liga, con lo que la sensación fue muy positiva para todos los aficionados. Además a esas alturas de la campaña 2013-14, el Barcelona estaba intratable, por lo que el impacto a nivel nacional fue superior. Comparado con lo que se solía conseguir en la ‘competición del KO’ en otras ediciones, el sabor de boca fue bueno.
No es una moda; hay estilo propio
Lo mejor sin duda de todos estos años, desde la época de Luis García, pasando por JIM, y culminándose el proceso con el técnico andaluz, es la marca registra ‘Levante UD’: todo el mundo sabe de la dificultad de ‘arañar’ puntos en el Ciutat y lo complicado que es de doblegar la escuadra granota cuando visita los estadios de la Primera División. Si del Pontevedra se decía que “hay que roelo” en los 70 (para plasmar la dificultad de batirles) del Levante Unión Deportiva actual habría que inventar un nuevo apelativo o eslogan, porque si este equipo estaba “forjado en el yunque de la adversidad” históricamente, ahora mismo el martillo es el propio Levante. Y que dure.
