Todo apunta a que el Levante deberá exhibir los mejor de su catálogo de recursos y lo más excelso de su repertorio futbolístico para afrontar el enfrentamiento del próximo lunes ante el Reus para volver a la victoria.
LUD | Nada parece estar desprovisto de sentido. La reflexión que alude a la consistencia que debe guiar cada paso de la escuadra que prepara López Muñiz sobre el verde se sustenta principalmente en virtud de las sobresalientes prestaciones emitidas por la sociedad catalana como foránea. Tampoco es una pose para acentuar el contenido de la confrontación vinculada a la jornada trigesimocuarta de la competición liguera en la categoría de Plata. Desde ese prisma, y para extender esa idea que enfatiza la densidad de la coraza que protege al Reus como visitante, puede advertirse que un viajero incómodo amenaza el Ciutat de València. Y tampoco es un posicionamiento desprovisto deveracidad.
El carácter aventurero del Reus y ese espíritu de conquista, que le convierte en un oponente temible lejos de su entorno más natural, se manifestó en grado sumo en el Estadio Heliodoro Rodríguez López de Tenerife hace escasas semanas.
Se trata de una especie de arquetipo. Nadie había mancillado el honor del coliseo tinerfeño en el registro de LaLiga 1|2|3. Las victorias se sucedían. Un halo de invulnerabilidad lacraba la instalación. Parecía una infamia ultrajar sus muros. No había precedentes en tal sentido. Así que el desafío era de una dimensión superlativa, básicamente por el tremendo grado de complejidad que encerraba.
Por esas fechas, el feudo tinerfeño, Montilivi de Girona y el Ciutat de València mantenían una correspondencia recíproca en base a la imbatibilidad que presentaban. Eran escenarios hostiles para sus contrincantes, pero el Reus noqueó al Tenerife con una diana de Máyor para poner final a una racha inmaculada de más de un año sin derrotas por la Isla del Tesoro. Fue a mediados de marzo. Y en la secuencia comprendida entre ese pasado y el presente únicamente el Ciutat resiste los embates diabólicos de sus rivales. Es el paradigma de la resistencia en el ámbito de la Segunda División. Hay una cierta paridad entre el encuentro de Tenerife y el partido en la superficie del barrio de Orriols.
Se trata del tipo de retos que estimulan las constantes vitales del Reus para dotar al bloque de una pátina de rebeldía. Su alma revolucionaria se impregna y sale a relucir en ese tipo de choques. La estadística resalta la tendencia expansiva del grupo que prepara Natxo González. Es el cuarto mejor viajero del ejercicio en recorrido tras conquistar veinte puntos en calidad de foráneo. Solo el Huesca con veintiún puntos, Girona, veinticuatro y Levante, veintiocho mejoran sus credenciales en este capítulo. El Cádiz con veinte puntos lo iguala.
Es evidente que el colectivo gestiona notablemente sus emociones lejos de su hábitat más cercano, aunque patinó en su postrera salida a Lugo (1-0) y quizás su Talón de Aquiles radique en su comportamiento como local. Es la lacra de mancilla este discurso. De hecho, en el expediente general del Reus sobresalen cinco victorias como foráneo por las cuatro obtenidas en el Camp Nou.