De Segunda a Europa en un solo año. Más no se puede pedir a un Villarreal que, en su retorno a la Primera División, se ha mostrado como el equipo revelación, lo que le ha valido para finalizar sexto en la tabla.
El equipo amarillo arrancaba la temporada con gran parte del bloque logró subir el pasado año, aderezado por fichajes en puestos muy puntuales (como Asenjo, Pina o Giovani), y con un objetivo claro: alcanzar los 40 puntos que marcaban la salvación matemática.
Primera vuelta para enmarcar
Pero la realidad mostró que los de Marcelino podían apuntar más arriba. Desde su estreno en Liga, con remontada para vencer en Almería por 2-3, los amarillos mostraron un juego efectivo que, con el paso de la jornadas, los asentaba en la zona europea, llegando a ocupar durante varios meses la cuarta plaza.
El técnico asturiano supo trasladar su filosofía a un equipo plagado de hombres jóvenes que supieron estar a la altura, como Trigueros, Jaume Costa o Moi Gómez. Así, la estabilidad defensiva se unía a una eficacia tremenda en ataque, con especial importancia de la llegada de hombres de segunda línea.
Poco a poco, los rivales iban mordiendo el polvo ante los amarillos. Equipos con caché como Valencia, Real Sociedad o Espanyol cedían al poderío “groguet” y sólo algunos pinchazos leves, como frente al Betis, manchaban un poco una primera vuelta que finalizaba con unos sorprendentes 34 puntos y en quinta posición.
Bajón de juego y clasificación europea
Pero la segunda vuelta fue otra historia. Los amarillos ya la arrancaron con mal pie, cuando cayeron en la Copa contra la Real Sociedad en El Madrigal. Y poco a poco, el cansancio y las lesiones de hombres importantes, como Cani, Bruno, Giovani o Musacchio, mermaron hasta límites inesperados a los amarillos.
Así, las opciones Champions se fueron diluyendo y el equipo incluso vio peligrar en algún momento la plaza de Europa League, después de ser superado por Sevilla y Real Sociedad tras un mes de marzo para olvidar. Eso sí, la victoria en partidos puntuales, unido a la falta de regularidad de sus perseguidores hizo que se mantuviera cierto colchón por la séptima plaza.
Con ello, la confirmación del puesto europeo sólo era cuestión de tiempo, y se logró con 2 jornadas de antelación tras empatar en Sevilla. Después, 2 triunfos consecutivos para acabar la temporada y acabar sexto clasificado, con el pase a la Europa League.
Nota final: 8
Por eso, la conclusión que se puede sacar no puede ser más que positiva. Un equipo recién ascendido, saneado económicamente y con una de las plantillas más jóvenes de la Liga ha conseguido sorprender a propios y extraños y firmar un pase europeo totalmente inesperado el pasado agosto, una posición que no ha abandonado en toda la temporada.
Además, todo ello endulzado con un juego que por momentos rozaba la perfección y del que Marcelino consiguió sacar provecho para toda la plantilla. Por todo ello, la nota al final de temporada no puede ser menor al notable alto.
Ahora toca empezar a pensar en una nueva temporada, donde de nuevo habrán 3 competiciones, todo un examen tanto para el técnico asturiano como para muchas de las perlas de la factoría amarilla.
