Con un Isco en gran nivel, España goleó a Italia en una noche perfecta en el Bernabéu. El merengue marcó doblete y el tercero lo puso Morata en un partido para el deleite. Villa jugó apenas unos minutos y se marchó ovacionado.
Madrid | España saltó al verde césped del Santiago Bernabéu conciente de que éste era el partido que había que ganar, ya desde el sorteo se aguardaba por el partido clave que decidiría si España estaba para grandes cosas el próximo año en Rusia. Porque, para ser sinceros, la pelea para asegurar el billete a Rusia, había que superar al único escollo realmente difícil que era Italia.
Luego de la eliminación de la Euro 2016 y la salida definitiva del técnico campeón de Europa y del Mundo, Vicente Del Bosque, Italia le ponía un poco de suspenso a lo que sería la resolución del grupo. Apenas en la jornada 2, España empató a uno en Turín con gol de Vitolo y se prepararía para un año después, definir el grupo, siempre y cuando ‘La Roja’ hiciera los deberes y sorteara los obstáculos que a priori parecían sencillos.
Finalmente España llegaría al Bernabéu con los deberes hechos y lo demostró con goles y fútbol ante una Italia que poco pudo hacer ante el excelente nivel del equipo de Lopetegui. Tras una falta peligrosa de Bonucci a Asensio, Isco cogió el esférico con seguridad y abrió el camino. Pués claro, no estaban ni Bale, ni Cristiano para que le robásen la oportunidad en casa. Un disparo al ángulo derecho de Buffón abrió la fiesta.
Antes del descanso, el merengue volvió a tener la oportunidad de demostrar su gran nivel y de paso asegurarse el billete a Rusia siempre y cuando las lesiones no le jueguen una mala pasada. Regateó en el la frontal del área y ejecutó un disparo rasante y esquinado con la izquierda para irse al descanso con absoluta tranquilidad y hegemonía, en el juego y en el resultado.
La segunda parte no trajo demasiado, a pesar de un par de intetos frustrados de Italia para descontar y España se dedicó a la posesión hegemónica de la pelota para ir ahogando minuto a minuto al rival más peligroso que podía amenazar el billete al mundial. Morata y Saúl ingresaron para generar oxígeno en el ataque, pero fue el mismo Isco quien una y otra vez se las ingeniaba para general peligro a la defensa azurra asistiendo a Carvajal primero y a Morata después.
Y fue en los pies del ex Real Madrid que llegó el tercer y definitivo gol para dar rienda suelta a la alegría y a la certeza de que Rusia está más cerca que nunca. Ramos, que cogió el balón y volvió a hacer de lateral como en la época de Aragonés, se llevó el balón y desbordó para dejar solo a Morata y que el ariete ponga la guinda.
Aunque la verdadera guinda la puso David Villa, quien a pesar de contar con pocos minutos para demostrar su calidad, se dio el gusto de ‘redebutar’ con la elástica roja en un Bernabéu que le reclamaba desde hace rato y que le regaló una ovación cuando el eterno 7 saltó al verde para hacer la fiesta aún más perfecta.