El Valencia ha vuelto a salir mal parado del Vicente Calderón en la Europa League tras caer 4-2 anoche en manos del Atlético de Madrid. El equipo de Emery, que quería vengar el penalti de Zigic de 2010, se marchó del estadio rojiblanco nuevamente dolorido.
Matías L. Sartori | NOSTRESPORT.COM
Mucho ha llovido desde el recordado penalti no cobrado de Zigic en los cuartos de final de 2010 hasta anoche, cuando el equipo de Simeone ridiculizó al Valencia CF. Dos años pasaron desde aquella dolorosa eliminatoria que dejó marginado al conjunto valencianista de sus aspiraciones continentales. Pero los azares del fútbol volvían a citar a rojiblancos y blanquinegros en competición europea y en el mismo escenario dondo ocurrió la injusticia para los de Mestalla.
Panorama idóneo para saldar deudas y dejar atrás el mal sabor de boca que significó aquella eliminación en la que el Valencia, sin merecerlo, se retiró por la puerta de atrás abriendo una herida que anoche volvió a sangrar.
El equipo de Emery tenía sed de venganza. Pero, como si un maleficio hubiese nacido para la suerte ché, el destino privaría la posibilidad de salir coleando del Calderón. Humillación, falta de actitud, desconcentración y desgano. Muchas palabras para una sola noche. Y pensar que eran unas semifinales europeas…
Falcao, el gran Falcao, volvió a demostrar que ha nacido para gritar durante la eternidad de la Liga Europa. Con sus 17 goles marcados con el Oporto en certamen pasado, el ‘tigre’ quería volver a ser pichichi del torneo europeo. Y lo consiguió. Sus dos dianas valieron para hacerse con el liderato de goleadores. Falcao suma 10 goles y parece que, otro año más, se convertirá en el máximo artillero.
Para nada estuvo cerca el Valencia de jugar al fútbol. Lejos de imponer un estilo, ajeno de intentar crear peligro y atónito de todo lo que ocurría ante sus ojos, el equipo deambuló en la plenitud de un Calderón que volvía a reirse de su visita europea.
De la injusticia a la humillación. De la eliminación a caminar al borde del abismo. De marcharse protestando a retirarse con la cabeza gacha. De los cuartos del 2010 a las semifinales del 2012. Ha nacido una maldición para el Valencia en el Calderón. Aquella que parece imponerse cuando Europa los junta.
