Hace 11 años, Pamesa Valencia participaba en Europa por primera vez. Este equipazo se coló en las semifinales, en las que debía defender 6 puntos en Salónica. Allá, 5 triples de Berni Álvarez ayudaron en la gesta: “cada vez que veo Salónica en la tele, me viene a la memoria aquel día”.
Redacción | NOSTRESPORT.COM
Hace 11 años, Pamesa Valencia participaba en Europa por primera vez. Este equipazo se coló en las semifinales, en las que debía defender 6 puntos en Salónica. Allá, 5 triples de Berni Álvarez ayudaron en la gesta: “cada vez que veo Salónica en la tele, me viene a la memoria aquel día”.
Fue un 30 de marzo de 1999, cuando Pamesa Valencia afrontaba uno de los días más bonitos de su historia. El 70-64 de la ida en la Fonteta era una renta no demasiado amplia como para confiarse. “Llegamos allí, en un grupo con mucha gente joven, y ya el día antes vimos mucha policía escoltándonos. Notabas la tensión en el ambiente desde que llegamos al aeropuerto”, cuenta el alero tarraconense.
“Es un pabellón histórico, de esos que estás acostumbrado a ver por la tele. Pero hasta que no lo vives, no te das cuenta de lo real que es. Recuerdo que salí a calentar con Rubén Burgos, mucho antes de comenzar, pensando que habría poco ambiente, y allá estaba toda la afición, el pabellón casi lleno, animando y diciéndonos de todo”, cuenta Berni.
El alero de Tarragona cuenta con devoción su vivencia, “veníamos de jugar eliminatorias complicadas ante Split o ante Joventut, pero no es comparable con el ambiente que se vivía allá”.
Y entonces llegó el partido, en el que Berni se mostró especialmente motivado, “creo que todos estábamos motivados, a mi me motivaba mucho la Saporta porque sabía que al no estar Varner, iba a tener más minutos. En esos partidos europeos estaba mucho más metido”.
Aris se vio sorprendido por la reacción valenciana “recuerdo que metí 3 triples casi seguidos que ayudaron a darle la vuelta al marcador, por eso quizá me hizo más ilusión. Con un ambiente así creo que estábamos más concentrados, nos repetíamos que era una oportunidad histórica y que lo íbamos a conseguir”.
Y emocionado, narra un final histórico, “en el último minuto, ellos estaban desolados porque no esperaban que le diéramos la vuelta. Víctor Luengo tiró la pelota al aire y salimos corriendo al vestuario como locos. Era increíble. Caían dracmas e incluso alguna cosa más. Dentro, nos dijeron que nos ducháramos con calma, porque tardaríamos aún en salir. Llegamos al vestuario corriendo y gritando de alegría, fue un momento increíble”.