El Reus, el Lugo, el Mirandés, el Córdoba… han aparecido en el panorama de la segunda plaza liguera suplantando a los que se esperaba: Getafe, Almería, Rayo Vallecano, Real Valladolid, Real Zaragoza… aunque, de momento, porque la Segunda División es más larga que un día sin pan.
En el caso de azulones y de maños incluso han cambiado de entrenador, ejemplo palmario de los problemas que han aparecido en esos proyectos de vuelta a Primera.
El caso del Reus tarraconense muestra lo importante de las dinámicas y cómo el ganar ayuda a seguir ganando. Los equipos que suben de una categoría a otra división lo hacen con el hábito de la victoria y esto, sumado a la vorágine positiva y de éxito consiguiente, puede hacer que, por lo menos en una primera vuelta, continúen por la senda de los triunfos.
Efecto gaseosa
Este efecto suele bajar en el tramo final de competición. Esto le ocurrió en Primera al Eibar de Garitano, que llegó a descender pero fue repescado por el descenso en los despachos del Elche. El caso del Lugo, en el que el buen fútbol fue instaurado por Quique Setién en su momento, o el Mirandés, con su fortaleza en Anduva… son otros casos de adversarios y rivales que se esperaban en un segundo escalón. Además otros clásicos como Cádiz, Mallorca, Almería… están peor de lo que se presumía.
El caso del Real Valladolid puede ser distinto, porque el propio entrenador Paco Herrera defendió desde el principio que a él le habían hablado de proyecto y contar con gente joven para la intentona de ascender.