Los tres puntos del sábado (2-1) dan aire y permiten reengancharse a la Liga. Aparece el optimismo nuevamente, pero con cautela.
El Rayo Vallecano es definitivamente un equipo temerario y contra el Levante se volvió a comprobar. La defensa hace aguas porque además su técnico los sobreexpone, llevando la línea al centro del campo. Un equipo granota, mejorado durante la segunda parte, fue capaz, con un poco de arrestos y guerra de guerrillas, de llevarse los tres puntos en litigio. Esta trilogía contra rayistas, célticos y canarios marcará el devenir de la Liga, porque se podrá llegar más centrado a los partidos siguientes contra Sevilla, Barcelona…
La primera parte del choque contra los vallecanos sirvió para cocer a fuego lento la victoria, porque en el ritmo en el que se entró era muy perjudicial para los visitantes y adecuado para los locales. Cuero estuvo voluntarioso pero impreciso, pero por lo menos es un soplo de aire fresco.
Se vieron momentos de mejoría, se atisbó un mejor futuro y una vuelta a los orígenes de este equipo. Poco, pero tal como estaba la cosa, mucho.