Horacio Llorens ha regresado a España después de tres meses sobrevolando en parapente la paradisíaca geografía del Pacífico Sur. Junto a su compañero de aventuras, Thomas de Dorlodot, el tricampeón del mundo de parapente acrobático ha explorado los increíbles enclaves de la Polinesia francesa, Tahití, las islas Marquesas, las islas de la Sociedad o el archipiélago de Tuamotu descubriendo lugares inéditos en los que volar.
“Elegimos este lugar porque es bastante desconocido en cuanto al parapente, no se había hecho prácticamente nada y queríamos tener esa sensación de comenzar algo”, señala. En esa búsqueda de nuevos retos, Llorens ha tenido que superar algún imprevisto, como el que le obligó a ‘tomar agua’ en el Océano Pacífico después de que el mal tiempo le impidiera volver a tierra en las islas Marquesas. Un vuelo que terminó entre tiburones.
“No tenía el control dentro de la nube. Mi GPS perdió la señal con el satélite y no sabía dónde estaba. Cuando conseguí salir estaba muy lejos de la isla. Aunque habíamos visto algunos tiburones en la zona, no tuve más opción que aterrizar en el agua y conectarme con el equipo a través de la radio para indicar mi posición”, comenta. A flote gracias al arnés del parapente y a la vela misma, Llorens aguardó a la llegada del catamarán de apoyo tras casi dos horas a la deriva.
Especialidad espectacular
Para minimizar el peligro de su especialidad, Llorens va equipado con dos paracaídas, una radio que le conecta con el equipo y un GPS. Esos últimos sistemas son los que posibilitaron el rescate de este deportista de altos vuelos. “Cuando soluciono una situación de riesgo, trato de aprender por qué he llegado a ese punto, cuáles han sido los errores. He nacido para esto pero, por mucho que me pueda gustar, hay que evitar situaciones en las que no tienes el control absoluto”, afirma.
Llorens ya había solventado con éxito otros imprevistos en el pasado, como el que le obligó a pasar la noche en el cráter de un volcán en Tanzania, dentro del proyecto ‘Search Africa’. Aún así, no deja de plantearse nuevas aventuras. “Me encantaría volar en la Antártida. Las condiciones de frío extremo serían duras pero sin duda creo que estoy preparado. Ya he volado en Pakistán a -20 grados”, recuerda.
Vídeo de la aventura