El Valencia, que lleva desde octubre sin ganar en liga, se juega más que tres puntos ante el Espanyol de QSF en un Mestalla que se prevé abarrotado pese a la delicada situación del club.
Cada partido es una final, ya no es un tópico sino una realidad, el Valencia se hunde más y más, no sólo en la clasificación, también en una vorágine de negatividad y mala suerte que envuelve a todo lo relacionado con el valencianismo. Lesiones, goles en contra en el descuento, dimisiones semanales, guerras internas… Parece que no haya luz al final del túnel y la única luz posible es que Voro de con la tecla de las victorias, algo que se antoja muy complicado viendo la dinámica del equipo y de la supuesta fractura dentro del vestuario.
Antes del partido habrá una nueva manifestación pacífica contra Meriton por parte de la grada de animación Curva Nord, pero durante los 90 minutos toda la afición estará a una para sacar al Valencia de una situación dramática y que puede empeorar si el Sporting logra una victoria ante el Eibar y los ché no logran ganar a los catalanes. Cuarenta mil globos decorarán Mestalla y serán explotados al unísono para meter presión a un Espanyol que se juega mucho menos que los valencianistas pero que no regalarán nada. Si todo sale como es debido, el Coliseo de la avenida Suecia contará con un invitado de lujo, Zaza, nuevo fichaje valencianista, se sentará en el palco para presenciar a lo que será su nuevo equipo.
Para este partido y tras la inoportuna lesión de larga duración de Rodrigo, Voro ha vuelto a convocar a Vinicius, el delantero brasileño ya anoto en el partido copero ante el Celta y es posible que cuente con minutos aunque no de inicio ya que es más que probable que Munir, Nani y Mina formen el tridente arriba. Otro quebradero de cabeza para el técnico valenciano es la zaga defensiva, Mangala no podrá jugar por sanción y Garay llega entre algodones pero aun así deberá forzar para formar pareja junto a Santos ya que Suárez estuvo nefasto como central ante el Osasuna.