Los blanquinegros intentaron asaltar Vallecas pero el «Bati» Larrivey abrió el marcador de cabeza y complicó a los de Juan Antonio Pizzi que han ido de mayor a menor en un partido que se presentaba ideal para asaltar los puestos europeos.
Valencia visitaba Vallecas con la idea de sacar tres puntos vitales para asaltar los puestos europeos. El equipo arrancó bien pero se fue apagando conforme avanzaba el reloj. Larrivey avisó varias veces y facturó de cabeza. Valencia jamás se recuperó.
Los de Juan Antonio Pizzi comenzaron enchufados a jugar en el Estadio de Vallecas y hasta dominaron el partido en los primeros minutos de juego. Barragan y Bernat garantizaban proyección y constantes ataques por las bandas, que Paco Alcácer no podía terminar de definir.
En un partido de ida y vuelta, pero aún de dominio che, Trashorras avisaba de cabeza y comenzaba a vislumbrar lo que sería una constante durante los 90´: La defensa valencianista le permitiría pase libre a la ofensiva rayista durante todo el partido.
A los 14´de partido se dio la más peligrosa del ataque blanquinegro (en este caso de taronja) cuando Bernat desbordó por izquierda y Paco intentó poner ese balón por encima de Rubén y dio en el larguero, rebote que no pudo cazar Vargas casi de chilena.
A pocos minutos Larrivey avisaría con las primeras de sus ocasiones estrellando la madera de la portería valenciana con un remate. El delantero argentino se las ingeniaba, una y otra vez para generar peligro entre los pasivos centrales del conjunto visitante.
Alcácer se hacía cargo de un balón parado instantes después y paró los corazones de todo Vallecas cuando su disparo pasó muy cerca del arco que defendía Rubén.
Como en un partido de tenis, la pelota iba de una extremo al otro: Larrivey tuvo su revancha y también Bueno y Rochina.
Ya en la segunda parte, Valencia se había estancado y le fue dificil genmerar las buenas situaciones que se desencadenaron en la primera parte. Adormilado, el equipo msalió de manera displicente a pelear un partido con un Rayo ambicioso y pagó el precio.
Larrivey ya había avisado y el que avisa no traiciona. Cabeceó en el segundo palo entre las dos torres Mathieu y Senderós y sentenció el partido.
Con poco fútbol, y con más voluntad que con ideas, Valencia fue a por el empate de la mano de Feghouli que se hacía cargo de comandar los ataques ches. El ingreso de Jonas y de Vinicius apenas brindaron un par de situaciones que no preocuparon mucho a Rubén. La expulsión de Barragán, tras su doble amnostación decretó la derrota valencianista.
Una ocasión que el Valencia dejó pasar para acomodarse en puestos europeos. Sin dudas lo más flojo que se ha visto en la era Pizzi, ya que careció totalmente de la intensidad que tanto se le exige al equipo.