martes, marzo 19, 2024
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El cambio somos nosotros

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El Villarreal lleva ya más de un año inmerso en un proceso de cambio. Sin inversiones alocadas, ni fichajes estratosféricos Fernando Roig está decidido a mudar la piel de su equipo para que este dé un paso adelante. Quiere que el Villarreal se afinque en la parte alta de la tabla para que se consolide en un periodo de transición de la idiosincrasia del fútbol español.

Traer nuevos jugadores, no vender a los pesos pesados del equipo, contratar un entrenador ganador… todas estas han sido medidas que han llevado al Villarreal a poder alzar su primer gran título europeo. Pero no son suficientes. Manque le pese, Roig no puede cambiar por sí mismo el estatus del equipo.

Porque ser un grande va más allá de tener un buen equipo o una economía saneada. Lo más importante para ser grande es que se te vea como tal y ese es un cambio que tienen que llevar a cabo los aficionados.

Porque ser grande implica tener grandes exigencias. Basta ya de aplaudir el jugar bien. En el fútbol hay que ganar. Ayer leía a aficionados vanagloriándose del «buen partido del Villarreal» como si obviasen el hecho de que ahora mismo es último en su grupo de la Champions.

El equipo está jugando bien y el buen juego a la larga trae resultados, pero puede que para cuando lleguen sea demasiado tarde. A día de hoy el Villarreal solo ha ganado un partido esta temporada. Si bien es cierto que hasta ayer no había perdido, la racha de empates que arrastra es impropia de un equipo que quiere repetir al menos clasificación europea, ni mucho menos regresar a la Champions.

Ya el año pasado la consecución de la UEFA Europa League con su consiguiente clasificación para Champions tapó que el Villarreal había quedado séptimo. Repito, séptimo. Si David De Gea hubiera parado algún penalti de la tanda ahora mismo el Villarreal estaría jugando la UEFA Conference League los jueves.

Para que el Villarreal sea un equipo Champions los aficionados deben comportarse como tal. En algunos aspectos la afición del Valencia debería ser un espejo en el que mirarse. Sin llegar a generar un clima de tensión, como en la capital, hay que ser exigente y reclamar los tres puntos semana tras semana.

Basta ya de querer ser el tapado. Basta ya del victimismo del equipo del pueblo. Hay que saber de donde se viene, pero también ser consciente de dónde se está. Porque si queremos que el Villarreal se haga un hueco entre los grandes, el cambio tenemos que ser nosotros.

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