jueves, abril 18, 2024
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El rincón de Yorch – Semana para reflexionar

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El domingo 19 de septiembre saltaba al césped de Mestalla el Valencia CF de José Bordalás con los mismos puntos que el Real Madrid, primer clasificado de la Liga. Aquel día era el primero de los siete que tenía por delante el Valencia CF en una semana con tres partidos que iban a determinar las primeras conclusiones reales para la entidad che. Real Madrid, Sevilla y Athletic Club. Tres equipos que, salvo sorpresa, estarán en la pomada a final de temporada, sobre todo en el caso de los dos primeros nombrados.

La previa contra el Real Madrid sirvió como premonición de lo que iba a suceder a partir de ese preciso momento: el capitán José Luis Gayà caía lesionado. Horas después se encontraría en la enfermería con dos compañeros más, y de la talla de Carlos Soler y Thierry Correia. Entre los tres jugadores, dos internacionales absolutos con la Selección Española y uno de los mejores laterales derechos de la Liga Santander. Insustituibles, al menos al nivel en el que están rindiendo.

El Valencia CF fue mejor que el Real Madrid durante 70 minutos: el liderato estuvo cerca. Foto: Nostresport

Horas después, la primera de las batallas se desarrollaba de la forma más cruel posible, y es que los merengues le dieron la vuelta al partido en apenas tres minutos, del 85 al 87. Sin embargo, las sensaciones en la parroquia valencianista no fueron, ni mucho menos, negativas, y el equipo viajaba a Sevilla reforzado pese a la derrota. Se había sido superior a los madridistas pese a las bajas, por lo que no se esperaba una versión peor en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Tal vez fue en Nervión donde el Valencia CF de Bordalás se dio cuenta de que estar entre los cuatro primeros de la clasificación no iba a ser tan sencillo como parecía días atrás. Treinta minutos con errores infantiles, una rotación algo escasa y un cansancio cada vez más evidente hicieron mella en el resultado. Los valencianistas lo intentaron hasta el final. La moraleja era, más que evidente, que no se puede errar de esa forma contra equipos como el Sevilla FC.

Con la lección aprendida, y para muchos con el primer despiste de la temporada consumado, aguardaba el Valencia CF en su feudo la visita del Athletic Club. «El sábado ganamos». Esa era la frase más oída entre la afición valencianista. Pero no iba a ser así: si el cansancio apreciado ante Madrid y Sevilla era notorio, no iba a ser menos contra los leones. Bordalás tardó en mover el banquillo (seguramente algo limitado con las lesiones) y los visitantes comenzaron a encajonar a los valencianistas hasta que marcaron el primero del partido. Con todo cuesta arriba, incluso tras la expulsión de Maxi Gómez, el equipo logró un punto de oro en el 95. La evolución de la frase, eso sí, pasaba a «siempre es importante no perder».

Y es justo ahí cuando la mente del valencianista ya ha hecho «click». Con todas las cartas ya sobre la mesa, y con siete jornadas disputadas, la cruel realidad es que el Valencia CF está en proceso. En proceso de aprender y evolucionar como equipo. En todo este tipo de metamorfosis siempre es necesaria algo de paciencia. Los valencianistas, al contrario que hace unos años, han aprendido a tenerla, pero no por tanto tiempo. Se viene de dos años en tierra de nadie, con un clima social muy inestable y una propiedad irresponsable. La exigencia en los resultados está ahí, y Bordalás ha conseguido lo que nadie esperaba: enganchar a gran parte del aficionado che.

No obstante, esta tres jornadas han servido para darnos cuenta de que ni antes éramos tan buenos, ni ahora somos tan malos. El equipo necesita jornadas para creérselo y, sobre todo, para desacostumbrarse a los malos hábitos anteriores. La lectura actual debe ser positiva porque, a diferencia de lo visto con Gracia o Celades, los pupilos de Bordalás no van a consentir que nos sintamos decepcionados con ellos. Entrenan fuerte, están comprometidos, creen en el entrenador, no se dejan llevar por el resultado y, sobre todo, saben dónde juegan. Todo ello, eso sí, se lo debemos al alicantino, el primero que es consciente de que entrena a un grande de España y Europa.

Sin duda, ha sido una semana para reflexionar. Para conocer, más si cabe, las limitaciones y virtudes del equipo. Para incluso saber hasta qué punto puede llegar esta plantilla, aunque esto último esté sujeto a la subjetividad de cada uno de nosotros. Algunos dirán Conference League, otros Europa League y, por último, los más optimistas pensarán que hay mimbres para pelear la Champions. A estas alturas, sinceramente creo que es difícil saberlo. Pero lo visto estos siete días me hace pensar que no será tan fácil como preveíamos. Volver a la élite del fútbol no solo depende de una persona o de varias. Que hace cuatro años el Valencia CF pasara de media tabla a la Champions no fue casualidad. Había una estructura de trabajo envidiable. El modelo a seguir debería ser ese. Para ello, el que también debe reflexionar es el máximo accionista.

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