martes, marzo 19, 2024
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El sueño taronja que se convirtió en pesadilla

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Análisis de la situación del Valencia Basket en lo que va de temporada

En el día de ayer el Valencia Basket volvió a sumar una nueva derrota. La séptima en los últimos ocho encuentros si se tienen en cuenta partidos de Liga ACB y Euroliga. Y la de ayer (84-68 ante Maccabi Tel Aviv) fue dolorosa porque una victoria permitía al conjunto ‘taronja’ engancharse a esa lucha por entrar en playoffs en la que se encuentran Baskonia, Efes, Anadolu, Panathinaikos, Estrella Roja o el propio conjunto israelí.

Sin embargo, el partido fue decepcionante, uno más para los chicos de Mumbrú. El equipo perdió 21 balones y en defensa dejaba la sensación que cada ataque de los locales era una canasta inevitable.

Ahora mismo la situación es un duodécimo puesto en la máxima competición europea y el mismo puesto en la Liga ACB y bastante lejos de poder llegar a esa octava posición que daría opciones a jugar la Copa del Rey en Badalona el próximo febrero. Y esos malos resultados acompañados por el mal juego del equipo han truncado las ilusiones que tenían los aficionados de Valencia Basket antes de iniciar la campaña.

La temporada empezó extraña, se juntó en pocos días la concesión de la ‘wild card’ de la Euroliga que le permitió a los ‘taronja’ poder jugar la competición con el desconcierto por el fichaje de Mumbrú como nuevo entrenador. El técnico catalán fue una sorpresa pues entraba en pocas quinielas para hacerse con el banquillo local de La Fonteta, sin embargo, la mayor parte de la afición decidió volcarse con él.

Para lograr una plantilla competitiva, la dirección del club hizo un quinteto de fichajes: Harper, Chris Jones, Radebaugh, James Webb III y Kyle Alexander. Pero, por el momento, tan solo Jones es el que está rindiendo como se esperaba de él.

La afición ya ha empezado a estallar en contra de algunos como es el caso de Harper. El base venía de la NBA y no está llegando en absoluto al nivel que se esperaba que diese, cada vez que juega da la sensación de que no va con él la cosa y eso ha provocado que se lleve sonoras pitadas como la de hace dos semanas ante Unicaja.

Además, de los que ya estaban hay muy pocos que están a su nivel y por tanto al de Valencia Basket. Prepelic, que fue el mejor triplista de la Liga hace unas temporadas, está con un 16% de acierto desde la línea de tres. El capitán, Dubljevic, empezó terrible aunque ahora parece que está mejorando. Claver es muy irregular… Sólo parecen salvarse Xabi López-Arostegui (y a veces ni eso), Puerto en ocasiones, Van Rossom hasta la lesión y Jasiel Rivero que se ha convertido en uno de los más queridos por la afición.

Pero cada vez más, y sobre todo en redes sociales, se está desenfocando a la plantilla y empezando a señalar más arriba, concretamente a Chechu Mulero como director deportivo del club. En los comentarios de aficionados taronja en los ‘posts’ de derrotas del club se puede observar un tsunami de gente que pide su cabeza -algunos junto a la de Mumbrú- como responsable de la situación.

Lo cierto es que las decisiones no acompañan. La última ha sido la de intentar suplir la baja de larga duración de Van Rossom (que se suma a la de Hermanson) sin acudir al mercado y repescando a un chaval -Guillem Ferrando- que se estaba fogueando en el CB Melilla. Por cierto, en el partido de ayer que fue desastroso a nivel de organización de juego, Ferrando jugó un minuto.

Ese hartazgo por parte de la afición se ha ido incrementando también por situaciones como la vivida en el encuentro de Euroliga contra Zalgiris. Valencia Basket fue local pero la cesión de asientos a pie de pista al club lituano provocaron que el ambiente fuese todo lo contrario. El club dijo que Zalgiris pidió esos asientos para patrocinadores y que luego no cumplieron su palabra. Finalmente, los ‘taronja’ pidieron disculpas pero ya muchos aficionados lo calificaron como de «ridículo histórico».

Esa es la situación en estos primeros meses de temporada. Lo que podía ser un año de ilusiones con el regreso a la Euroliga se ha convertido en mala planificación, malos partidos, fichajes sin rendir, engaños, la afición pidiendo la cabeza de directivos, el equipo fuera de Copa… Aún queda tiempo para revertir la situación pero cada partido que pasa es una bala menos y se hace más complicado pues la afición ‘taronja’ se encuentra al límite y ya ha avisado de que en cualquier momento puede estallar.

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