El atacante nigeriano lidera la remontada ante el Getafe y devuelve al submarino a posiciones europeas
Cuando las cosas no van bien, todo son problemas. Fuera de las posiciones europeas hace mucho frío, casi tanto como el tiempo que azotaba Vila-real en esta fría noche de lunes. Arrancaba helado el equipo de Quique Setién, al que le costaba encadenar pases sin cometer errores en la entrega, cosa que comenzaba a desesperar a la grada.
Cuando el renovado luminoso de La Cerámica marcaba el minuto 9, se iban a encender todas las alarmas: centro medido de Djené (que jugó de lateral diestro pero parecía estar en todos los lugares del campo) directo a la cabeza de Enes Ünal, que con un giro preciso de cuello iba a conectar un espectacular cabezazo directo a la escuadra. Ya advertimos en la previa del peligro del ariete turco, ex del Villarreal y, como no podía ser de otra manera, la ley del ex nunca falla. Era el 0-1. El conjunto madrileño se adelantaba muy pronto y agudizaba la situación del Villarreal.
Tras el gol, el submarino amarillo movía la pelota de lado a lado, pero lo máximo que generaba era córner tras córner, forzados en su gran mayoría por un inspirado Samu Chukwueze y un omnipresente Ramon Terrats, quien debutaba como titular con el Villarreal. Pasaban los minutos y el equipo castellonense no generaba demasiado peligro sobre la portería de David Soria, hasta que llegó el minuto 44. Un balón al área de Morales le iba a llegar a Capoué, que llegando desde atrás le pegó con el alma y aunque su disparo lo iba a rechazar David Soria, la fortuna favoreció al Villarreal, ya que el rebote le iba a caer al pie de Chukwueze para que solo tuviera que empujar la pelota hacia la red. Era el 1-1 justo antes del descanso, golpe moral.
En los vestuarios, Setién pidió a los suyos paciencia, mantener la portería a cero y tranquilidad, que el gol iba a llegar. Caló en los jugadores el discurso del cántabro, que salieron realmente enchufados tras el entretiempo. Sometieron en los primeros minutos a un Getafe que se vio sobrepasado por las internadas de un travieso Chukwueze, que estaba jugando con un Gastón Álvarez como quería. En el minuto 52, una de esas internadas del extremo nigeriano iba a certificar la remontada amarilla. Filigrana maestra para dejar sentado a un rival y tocadita atrás para que el comandante batiera a Soria. Es el segundo partido consecutivo que moja el comandante. 2-1 y el partido se ponía de cara para el submarino.
Un Villarreal que no iba a arriesgar. Se tomó muy enserio lo de no encajar. Se notaba que el equipo no tenía prisa. El conjunto castellonense jugaba al son de Daniel Parejo y su compañero en el día de hoy, Terrats, que se ofrecía en todas para jugar la pelota. En el minuto 60, Yeremi Pino pedía el cambio tras notar unas molestias (que parece que se quedaron en nada porque el propio jugador confirmó en Twitter que estaba bien), minuto en el que regresaba al verde tras lesión Alfonso Pedraza, que no disputaba minutos desde el 7 de enero.
El Villarreal se echó un poco atrás, dejando mover la pelota al Getafe y esperando una contra que matara el partido. En el minuto 80, La Cerámica se ponía en pie para despedir a un jugador que llegó en el mercado de invierno del Girona para ser pieza clave en el filial, pero que un mes después se ha ganado su puesto en el primer equipo, Ramon Terrats, PARTIDAZO en mayúsculas del catalán. Pero es que 5 minutos después, se vivía uno de los momentos más esperados, regresaba al terreno de juego, el líder del equipo, el killer, Gerard Moreno.
El Getafe apretó en los instantes finales y si no llega a ser por la madera, el conjunto madrileño podría haber rascado un punto: disparo de volea de Mayoral que el larguero repelía en el minuto 89. El Villarreal aguantó bien y tras el pitido final de Figueroa Vázquez (que poco trabajo tuvo) certificaba una victoria clave y tres puntos de oro para colocarse en séptima posición, empatado a puntos con el Rayo que es sexto y reengancharse en la lucha por Europa.
