La argentina, Florencia Bonsegundo, ha acaparado gran parte de la agenda mediática del fútbol femenino los últimos días. Los medios de comunicación de España y Argentina se han hecho eco del golazo que anotó la extrema del Valencia CF el pasado miércoles frente al Real Betis Féminas
Bonsegundo se estrenó como goleadora en esta campaña de la Primera Iberdrola la pasada jornada con el que promete ser uno de los goles del año. La taronja recibió el esférico en mitad de campo, se fue en velocidad de una jugadora, recortó a otra, lanzó un autopase por en medio de las dos centrales y finalizó con una vaselina La internacional argentina completó una jugada individual que ha dado la vuelta al mundo y ha sido noticia en muchos medios.
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⚽ Flor Bonsegundo para adelantar al @VCF_Femenino
?? ¡RT y que todo el mundo lo vea! pic.twitter.com/wah0mkSVkb
— GOL ⚽️ (@Gol) November 11, 2020
Gran parte de estos, por no decir todos, han comparado el gol con tantos históricos del fútbol masculino: el de Messi frente al Getafe, el ‘gol del Siglo’ de Maradona, cualquiera de los remates extraordinarios de Cristiano Ronaldo… pero ¿por qué nadie ha tomado como referencia a grandes referentes del fútbol femenino?
Es de agradecer tomar como ejemplo los mejores goles de la historia del fútbol, pero jugadoras como Rapinoe y Marta, por ejemplo, no tienen nada que envidiarles. Cualquiera de los grandes disparos de la estadounidense o los tantos de Marta yéndose de varias rivales hubiesen sido comparaciones igual de lícitas que las publicadas.
El fútbol femenino sigue rompiendo récords y tan solo tiene que envidiar al masculino en algunos registros de audiencia, además de la innegable diferencia de beneficios. España es uno de los muchos países que sufre este crecimiento imparable. En 2019, las mujeres doblaron el índice de aumento de licencias masculinas en el deporte rey, según el Anuario de Estadísticas Deportivas (7,89 por ciento frente al 3,14 por ciento, respectivamente). Pero no es solo eso. La pasada campaña, dos encuentros de la Copa de la Reina entraron dentro de los cinco partidos con mayor asistencia en el fútbol femenino de la historia. Si fuese poco, ambos superaron la media de asistencia que los clubes masculinos tenían en los estadios correspondientes, el Wanda Metropolitano y San Mamés.
Las inversiones de empresas, la compra de televisiones públicas y privadas por hacerse con la licencia de los partidos y el auge de patrocinadores están convirtiendo lo que parecía utopía en una realidad. Además, la compra de grandes clubes está profesionalizando, aún más, las canteras del fútbol femenino, lo que augura un gran futuro para una nación que ya alcanzó los octavos de final del pasado mundial femenino de fútbol donde perdieron polémicamente contra la campeona, Estados Unidos. Eso sí, el futuro es ahora. España viene pisando fuerte y se ha coronado como segundo mejor equipo del mundo en el pasado mundial sub-20, mientras que ha ganado dos de las últimas tres Eurocopas sub-19.
El fútbol femenino está llamando a la puerta de la equiparación de géneros y los aficionados al fútbol lo están escuchando. Cada fin de semana siguen disminuyendo esa brecha de audiencia y cada año es menor, aunque todavía abismal, de ingresos por licencias televisivas. En nuestro caso, España empieza a abrir los ojos.