El Valencia ganó el derbi con una buena disposición de sus jugadores tras la llegada de Pizzi. Los de Caparrós no crearon peligro.
El derbi comenzó con el Valencia más intenso que de costumbre, sobre todo en la presión tras la pérdida del balón aunque eso no sirviera para ver un buen juego continuado. Piatti, activado con los gritos de Pizzi desde el lateral, llevó el peligro en las primeras jugadas con la colaboración de Bernat siempre dispuesto a doblarle.
Ante la presencia de Simao y Diop, como dos gotas de agua sobre la medular levantinista, encargados de eliminar cualquier espacio en la media punta, el sentido del juego debía ir por las bandas. Más aún si Pizzi pretende jugar con delantero centro nato –de momento, Postiga-.
El Levante tiene algo que le hace valer mucho sin tener jugadores de altísima calidad; sabe a lo que juega. Presión en zonas comprometidas para el rival, bandas bien cubiertas y medios de contención. Barral se encarga de poner algo de magia. Simple y llano, pero muy efectivo. Sobre todo si no le importa que le dominen, como hizo el Valencia durante muchos minutos del encuentro. Saben que tendrán su oportunidad, y si no llega tampoco se regala.
El juego del Levante, como si de un encantador de serpientes se tratara, fue durmiendo poco a poco el ímpetu inicial del Valencia. Un tiro de Feghouli, tras pelotazo desde el centro del campo, despertó a Mestalla, pero es difícil desperezarse de este Levante. Cualquier mal control o pase sin tensión hace llover una lluvia de granotas sobre el poseedor del balón. Mérito de toda una estela de entrenadores y de la confianza en un tipo de juego.
Piatti despierta el derbi.
Sólo cuando el Valencia volvió a las bandas encontró de nuevo el peligro. Un centro de Bernat despejado por Vyntra lo recogió Piatti en el pico del área. Controló con el pecho el argentino, algo largo, y ante la duda de la defensa disparó cruzado de forma inapelable.
Tras el descanso el Valencia dominó con más autoridad, pero el Levante seguí confiado de su guión y a punto estuvo de cumplirse. Tras un mal pase de Barragán, que dejó el balón en tierra de nadie, Rubén aprovechó para colarse entre los centrales y Alves. El portero salvó con la yema el tiro con el exterior del pie. El árbitro Muñiz Fernández se convirtió a partir de un penalti claro a Jonas que no pitó, en el centro de las iras de Mestalla. Tiene una extraña adicción a hacerse notar en muchos partidos.
Feghouli pone distancia en el marcador.
Feghouli demostró en la segunda gran parte de su repertorio de recortes y disparos con ambas piernas. Hasta el minuto 70 no encontró su merecida recompensa, cuando tras colarse hasta la cocina del área granota, probó por la sutileza de la vaselina. Un golazo que ponía la calma en Mestalla y obligaba al Levante a adelantar líneas.
Entonces entró Banega, en el medio centro por Parejo. Pizzi parece devolver las cosas a su sitio con la vuelta del argentino a la medular, aunque éste deberá espabilar si quiere relegar a Parejo al banquillo. Todos deberían espabilar con Pizzi, de la “escuela Simeone” -todos calientan, todos están en tensión pidiendo intensidad máxima desde el banquillo-.
El partido hizo constatar la superioridad del Valencia sobre el Levante, pero son sólo tres puntos los que ahora separan a los dos equipos. No estará contento Caparróis con el resultado, pero seguro que no se agobiará porque su equipo seguirá creyendo en lo que hace. Al Valencia, con nuevo entrenador cada vez que le fallan los cálculos a la directiva, todavía le falta aprender lo que Pizzi quiere. Queda media temporada y la fórmula es de las de toda la vida: esfuerzo y concentración defensiva junto con calidad y confianza arriba.
Alineaciones:
Valencia CF: Alves, Bernat, Mathieu, R. Costa, Barragán, Parejo (Banega, minuto 81), Oriol, Piatti (Guardado, minuto 72), Jonas, Feghouli y Postiga (Fede, minuto 82).
Levante UD: Navas, P. López, Vyntra, El Adoua, NIkos, Simao (Camarasa, minuto 70), Diop, Ivanschitz (El Zhar, minuto 53), P. Ríos (Xumetra, minuto 53) Rubén y Barral.
Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a R. Costa, minuto 38 y Mathieu, minuto 61.