Ambientazo (12560 espectadores) en el Rico Pérez alicantino para presenciar el derby local entre Hércules y el Intercity, un encuentro que hace casi mil días que no aparecía en el calendario, y que empezó de la manera menos esperada, pues en el minuto 4 el Intercity demostró que el veterano en la categoría eran ellos, y tras el saque de una falta lateral San Emeterio acertó a peinar el balón para conseguir el primero de la noche para los suyos.
Y es que el Hércules saltó al campo muy nervioso, frente a un rival que presionaba el balón desde la línea de saque de puerta y que dejaba pocas opciones a los blanquiazules. Con el paso de los minutos, el juego se fue serenando, y el Hércules, de la mano de Colomina, comenzó a llevar la batuta del juego, teniendo varias ocasiones de empatar el encuentro, y dejando a su rival solo la opción del contragolpe.
Y fruto de ese dominio llegó el empate en el minuto 20, por medio de Soldevila que remató a bocajarro un balón centrado desde la izquierda del ataque herculano para provocar una explosión de alegría en el feudo blanquiazul, al que hoy asistieron – como decíamos – más de doce mil espectadores, de los cuales unos 200 animaban a la escuadra visitante.
El gol local no cambió el escenario, es más, acentuó el dominio de un Hércules que incluso pudo lograr su segundo tanto en sendas ocasiones para Soldevila y Romera, pero que abortó la zaga visitante en el último momento. Los de Sandroni demostraron en todo momento oficio y buena organización defensiva, frente a un Hércules con más corazón que cabeza, pero el electrónico ya no cambió en toda la primera parte.
Tras el paso por vestuarios, la escuadra local salió mucho mejor al campo, jugando muchos minutos en campo visitante, pero sin efectividad, ya que el balón se movía horizontalmente, sin llegar prácticamente a pisar el área del Intercity. El ritmo del juego bajó muchos enteros, pero subió su nivel de contacto, dejando varias entradas sin más sentido que hacer daño al contrario, ante la anuencia del trencilla de turno.
Así, los dos entrenadores trataron de variar el signo del choque rotando banquillo, pero al menos en los primeros minuto de este tramo central, pero no surtió efecto, sino todo lo contrario, dejando al juego sin ningún control, sin ningún dominador claro.
El final del partido mostró un juego bronco, sucio, más propio del anti-fútbol … una pena que el encuentro tenga este final, pues se había presenciado un buen partido de fútbol, mejor dicho, un gran derby alicantino, con momentos malos pero que fueron menos que los de buen fútbol.
En definitiva, reparto de puntos en un partido que despertó más expectación que lo que finalmente resultó en el balance final del encuentro.
