Joaquín Caparrós es uno de los entrenadores más cotizados en este momento de toda la Primera División.
Desde el club valenciano se quiere la continuidad del preparador utrerano, pero el míster prefiere por el momento centrarse en conseguir el objetivo marcado por el Levante y luego plantearse el futuro. Diversos clubes españoles piensan en el entrenador levantinista, siendo el Sevilla FC el que parece que lleva ventaja, por las circunstancias especiales de los hispalenses en este momento y por ser el equipo más especial para el técnico, pero el futuro de Caparrós no está decidido todavía.
Y es que ha conectado desde el principio con la grada más animosa. La afición le canta en los encuentros el “Caparrós te quiero”, con la musiquilla de la canción de Carnaval, pero una parte de los aficionados también es un poco más escéptica, porque es más exigente con el juego y los goles anotados, cosa discutible porque no hay que perder de vista las aspiraciones reales e históricas del Levante UD. Y es que es muy importante no perder la perspectiva y la dimensión del club para continuar en Primera. La prensa está con el entrenador en su gran mayoría, aunque una parte, no desdeñable por su importancia, también mira con recelo su juego y aspiraciones, por diversos motivos futbolísticos, al entrenador andaluz. También bastante discutible este extremo.
Después del genuino modo de juego granota inaugurado con Caicedo, Koné y Martins, estas últimas temporadas, y con Luis García, JIM y Caparrós ahora en el banquillo, este año parecía que habría una continuidad con el delantero africano Baba, pero las lesiones recurrentes que está sufriendo el delantero ex sevillista está provocando que el verdadero referente en la punta de ataque esté siendo Barral, también muy querido por la afición.
Levante UD, marca registrada
La humildad, el trabajo en el césped, la entrega, la lucha, el coraje… es el estilo que gusta a la afición, y además el equipo está respondiendo en los momentos claves de los partidos. Las señas de identidad granotas están claras. Y es que el Levante actual es muy difícil de doblegar. Podrás empatarle, pero superarle, nunca. El ‘tiki-taka inverso’ o ‘contra tiki-taka’, criticado por los ‘defensores de lo políticamente correcto’ y el ‘buenismo a ultranza’, se ha revelado como muy eficaz.
Normalmente los románticos expertos del fútbol, que se acercan al Levante-Real Madrid o Levante-Barcelona, critican a equipos como el Levante, porque los conjuntos como el granota no prestan su atención nada más que en contados partidos de la temporada, y en estos partidos no sacian sus expectativas estilísticas, estéticas y de disfrute sensorial. Estos sibaritas del balompié pretenden que un conjunto como el Levante, que cada salvación es como ganar la Champions, les deleite con fútbol de salón durante 90 minutos. Y pierdan, claro, contra el rival poderoso, pero quede la sensación de batalla desigual, pero romántica, al estilo David contra Goliath, pero ganando Goliath, claro: una ensoñación literaria e imaginaria que permita soñar un rato, pero con final realista, para así cubrir el expediente. Y luego a otra cosa. Y tú con 0 puntos en el zurrón, en la casaca o en la ‘butxaca’, pero contento.
Los aficionados de clubes como el Levante saben lo que cuesta puntuar y mantenerse en Primera, por lo que bien harían en alejarse de falsos objetivos. Si el Levante se clasifica para Europa, todos contentos. Pero la Liga de los granotas es mantenerse primero en la élite.
La trayectoria de Joaquín Caparrós, desde sus tiempos en el Recreativo de Huelva, Villarreal, Sevilla, Deportivo de la Coruña, Athletic de Bilbao, Mallorca… es incontestable. Con una continuidad clara en su línea de actuación: trabajo y profesionalidad para conseguir los resultados y objetivos, sin adornos ni florituras, y confianza en la cantera de cada institución. La ‘pelota está en el tejado’ del míster, así que habrá que esperar a la permanencia matemática seguramente.