Las campaña 2016-17, tanto para Valencia como para Levante, se presenta sólo apta desde la paciencia. En el caso del Valencia, hasta que entre en juego la Copa, sólo habrá un encuentro a la semana, como hace un par de años con Nuno.
Y en el caso del cuadro de Orriols, el retorno a la Segunda división, con sus 42 jornadas, más una hipotética promoción, también alberga la extensión de muchos meses de competición, con la tensión del ascenso.
Viendo la experiencia de las otras campañas valencianistas, la preparación durante la semana del único enfrentamiento liguero permite albergar esperanzas de hacer un buen año. Empezar bien será clave. Para el entrenador será beneficioso porque podrá preparar los choques de manera más exhaustiva. Pero eso puede ser un arma de doble filo si no se consiguen buenos resultados desde el inicio.
Acera granota
En cambio con el Levante Unión Deportiva no se podrá ‘perdonar’ no sacar grandes resultados desde que comience la Liga. Es el equipo, junto con los descendidos, que más presión tendrá. Los aficionados van a exigir victorias porque la campaña pasada ha enfadado mucho.
Los primeros 10 partidos son vitales para posicionarse perfectamente para luchar por el ascenso. El periplo copero además promete no ser muy largo, conociendo la necesidad vital de ascender.
Año incómodo para ambos equipos de la ciudad y con una palabra clave: Paciencia.