domingo, febrero 16, 2025
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Una pesadilla que es ya un aviso muy serio

Tiempo de lectura: 2 minutos
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El partido del Valencia en el Nou Camp ha entrado de lleno en la Historia de las grandes derrotas del club o de los horrores directamente.

Partidos en el Santiago Bernabéu o en el Nou Camp, saldados con goleadas, ha habido varios a lo largo de la andadura del cuadro ché desde sus orígenes competitivos. No es algo que otros equipos no hayan sufrido. Pero la imagen en el terreno culé fue dantesca en la terrible noche copera. Y es que era el último momento donde aún se podía creer. Se querían aferrar a un sueño. Una semifinal copera. Y fue pesadilla. Y el Barcelona fue lo que es el Barcelona. Tan despiadado como apisonadora. Incluso le faltó grandeza.

Horrores nocturnos

La noche del charrúa Fonseca con el Napoli, Karlsruher con el ogro Oliver Kahn en la meta, derrotas muy abultadas con el Real Madrid en Mestalla en Liga o en el Trofeo Naranja; Salamanca, Espanyol, Bilbao… habría muchos partidos negativos que se descontrolan y el luminoso se dispara por encima de la media decena de tantos. Es traumático, pero fútbol.

Pero otra cosa es la descomposición y la imagen de equipo licuado que se vio ante un Barcelona que encontraba autopistas sin peaje por el centro de la zaga valencianista o por unas bandas superpobladas de laterales a priori, pero que se convirtieron en jugadores invisibles. El bajón de la mayoría de jugadores con respecto al año pasado (ojo que sólo se jugaba una competición por la caída tempranera en Copa del Rey contra el Espanyol), sumado al pésimo nivel demostrado por las incorporaciones llevan al desastre.

Los cuatro del uruguayo o los tres de Messi, más su tiro al larguero, o el penalti marrado por Neymar, bastante mal compañero por cierto, remates de Piqué o Mathieu…

De terror

Lo de la noche catalana copera fue otra cosa. Fue el punto culminante de un verdadero tratado de lo que no se debe hacer. Desde la ¿dirección? técnica de un entrenador novel y superado, como un barco a la deriva en un abordaje, que nunca debió llegar a un trasatlántico como es en muchos sentidos el Valencia, pasando por unos jugadores capitidisminuidos y con menos nivel que otros años, sin confianza, y una sensación generalizada de que esto no es lo que se esperaba para una afición que lo único que ha hecho es creer en su equipo. En el tema del entrenador Neville, nunca con tan poco se llegó a tanto.

Da pavor pensar en lo que queda.

Momento para valientes.

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