Por primera vez en 19 años España observará por TV lo que suceda en la primera ronda de la Copa Davis sin participar de la serie. Momentos de reflexión y autocrítica de cara Julio, donde se disputará un lugar por el ascenso al Grupo Mundial.
Rafael Nadal y David Ferrer campeones en la misma semana. Ferrer con tres títulos en su haber sin haber pisado el mes de marzo. Almagro demostrando volver a tener el mismo rodaje que antes. Andújar llegando a la final en dobles en dos competiciones consecutivas. Sin embargo España no participará del Grupo Mundial de Copa Davis ésta temporada y jugará por un lugar en el Repechaje para volver al lugar que le pertenece en la elite del tenis mundial. Pero quizá valga la pena un breve repaso para saber – y reflexionar – por qué España está donde está cuando disfruta de un gran nivel en sus jugadores.
El Nacimiento de la Armada
A partir del año 2000, y con una generación de jugadores que parecía no tener recambio, comenzaba una primavera que no se detendría para el tenis español. Una era dorada de la mano de Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero, Alex Corretja y Albert Costa. Esa camada de jugadores que depositaron a España en la cima del tenis mundial parecía encender la llama de Manolo Santana y Manuel Orantes.
Un nuevo milenio comenzaba y con él, una nueva era para el deporte de la raqueta: En el Palau Saint – Jordi en Barcelona, los locales derrotaron a los segundos máximos ganadores de la ensaladera con un 3-1 letal ante la Australia de Lleyton hewit y Patrick Rafter.
Tres años después, ya con la presencia de un jóven Rafael Nadal, España volvió a coronarse en casa ante Estados Unidos, los máximos campeones que contaban con Andy Roddick, Mardy Fish y los hermanos Bryan. La presencia de un Rafa menor de 20 años marcaba una certeza: A esa generación dorada, le seguiría una más resplandeciente.
El recambio generacional: Los amos de la tierra batida
Ese Rafa adolescente, se convirtió en el monstruo rompe records que es hoy en tierra batida y en el emblema de la denominada «Armada Española». Sumada a la presencia de otro buque insignia como David Ferrer, más algunos nombres como Tommy Robredo, Feliciano López y Fernando Verdasco entre otros, España volvió a consagrarse pero ésta vez ante Argentina, en una final donde no hizo falta de Nadal, lesionado previamente a la serie. Un año después, repetirían con la presencia del mejor jugador en tierra batida ante Republica Checa con un pleno de vixtorias en la serie.
En 2011, en el Olímpico de Sevilla, volverían a levantar por quinta y última vez la ensaladera ante un rival conocido: Argentina. La actualidad de la primera raqueta sudamericana, Juan Martín Del Potro, no alcanzaría para doblegar a David Ferrer en la primera jornada en un partido que duró casi seis horas con un resultado de 6-2 6-7(2) 3-6 6-4 6-3. López y Verdasco cayeron en dobles y Rafa se encargó del resto.
A partir de allí España se vio sin la necesidad de llamar a su mejor raqueta, debido a lesiones y presente de la gran mayoría de sus jugadores. En 2011 había surgido un resplandeciente Nicolás Almagro que en casi dos años encadenó casi doce títulos de ATP y demostró ser apto para ser segunda raqueta de la Armada. Pero en la final del 2012, y con un pareja afianzada como Marcel Granollers y Marc López en dobles (campeones en el Torneo de Maestros de Londres) no pudieron contra los checos en Praga. Berdych y Stepanek se mostraron inbatibles en dobles y Almagro no pudo doblegar ni a Tomas ni a Radek, siendo víctima de su temperamento en el punto decisivo ante un Stepanek muy táctico y dueño de un juego con mucho oficio, de esos que hacen ganar finales.
Soberbia, un pecado capital
En septiembre de 2013 y con la necesidad de mantener la categoría, Rafa dijo presente una vez más para dar la cara en la Caja Mágica, pero nada más. Tanto Corretja, como Moyá después, se vieron obligados a convocar a jugadores de buen presente como Bautista y Andújar, pero la buena actualidad de ambos jugadores no alcanzó para mantener la categoría y el listón del que estaba acostumbrado España.
Desde 1996, España debía jugar por el ascenso en el Grupo I de Europa/África por un lugar en el grupo mundial. Después de la derrota, Carlos Moyá dio el portazo alegando que el cargo no le dejaba tiempo para su familia pero agregó «Es gente que ha demostrado su compromiso y lo ha dado todo. Lo he dicho ya, que si uno o dos fallan, puede ser un problema puntual, pero si son ocho o nueve los que dicen que no, quizá el problema es de la competición, que esté obsoleta y necesite un cambio».
Las cinco ensaladeras quizá nublaron de soberbia a la Armada española y a la propia RFET, que sobraba material como para asumir los compromisos con solvencia. Y también a varios integrantes que rechazaron la convocatoria por priorizar sus carreras individuales anteponiendo el bien propio ante el bien común y restándole importancia a una competición que soñaron durante mucho tiempo y dominaron en más de una década.
La decisión de poner a Gala León como Capitana de Copa Davis despertó criticas de todo tipo. Desde la prensa hasta los propios jugadores que demostraron estar disconformes con la RFET por no haberlos consultado en cuanto a la elección. Una decisión extraña, dejando de lado el machismo, de una persona que ya de por si no puede tener la misma presencia que otro entrenadores en el vestuario por razones obvias y eso le quita convivencia y total franqueza con los jugadores. Y sobre todo habiendo grandes entrenadores y emblemas como Juan Carlos Ferrero a disposición. ¿Otro error? ¿Otra muestra de soberbia y/o displicencia hacia la competición?
La única certeza que hay es que España está viendo por TV la primera serie del grupo mundial sin participar de ella. Y la autocrítica y reflexión, por parte de todos (dirigentes y jugadores que han marginado la Davis) parece estar todavía lejos. Pero por ahora, a observar a quién hay que enfrentar a itad de año, si a Dinamarca o Rusia.