Capaz de lo mejor y lo peor, los de Velimir Perasovic volvieron, un partido más, a darle esperanza a su rival en el último cuarto (80-67).
Con medio nombre inscrito en el trofeo a falta de 10 minutos el cansancio, la falta de acierto y/o, simplemente, la relajación y la Doellman dependencia fueron suficientes para resucitar a un Unics Kazan muerto y enterrado.
La defensa taronja noqueó a los rusos. Desbordados desde el primer ataque por la agresividad local los de Trinchieri sólo encontraron amparo en el trío arbitral. De pito fácil, los colegiados complicaron el inicio valenciano obligando a realizar las primeras rotaciones antes de lo esperado. Pero los de Peras sacaron pecho gracias a un Justin Doellman (28) intratable (9-1). Con el listón de faltas muy bajo el Valencia Basket no reculó y con Goudelock como primera víctima las posibilidades rusas se evaporaban. Los taronja hacían sangre con su juego directo y vertical, al que Doellman ponía la guinda sobrevolando su aro (20-4). La alegría fue total con Lischuk luciendo la elástica tras 4 meses alejado de las pistas. El ucraniano que sustituyó a Bojan Dubljevic sumó sus primeros puntos desde la línea de tiros libres, el equipó confiaba en él y así se lo demostró Lafayette buscándole en la pintura en la siguiente acción (27-12).
Tras unos minutos de sequía al comienzo del segundo cuarto fue el equipo de casa quien atizó de nuevo desde la línea de 3. El triple de Pau Ribas desató el acierto taronja, al que le siguieron Aguilar y Lafayette para terminar de hundir a los rusos (36-12). El Unics se perdía entre pases y Justin aprovechó para sumarse a la fiesta del triple (39-15). Era el momento de acabar con un rival malherido y el técnico croata lo sabía, había llegado la hora de la famosa 1-3-1 taronja. Pero a diferencia de partidos anteriores, la defensa en zona permitió a los visitantes encontrar tiros librados (41-20). Perasovic no quería dar ninguna opción al Unics y ajustó de nuevo a sus hombres en individual. Ni en la peor de sus pesadilla se podía imaginar el entrenador italiano el baño que el Valencia Basket le estaba dando a los suyos (49-27).
Tarea complicadísima la de Trinchieri al descanso, su equipo tenía que encontrar con urgencia su juego y eso pasaba por afrontar lo que restaba de encuentro desde cero. Pero el Unics estaba demasiado enfangado, mientras Goudelock se enzarzaba con los árbitros el Valencia Basket disfrutaba de la clase y la elegancia del Capitán América (54-27). Para despropósito ruso, Dubljevic aparecía para machacar el aro desatando la euforia de la grada (62-36). Doellman, insaciable ponía el +30 en el marcador y la Fonteta caía rendida a sus pies (67-37). Durante la ausencia del norteamericano, Ribas asumió la responsabilidad anotadora del equipo (74-44).
El Valencia había tocado el cielo pero en el último cuarto iba a conocer el infierno. Pau anotó a una pierna nada más empezar, todo hacía presagiar que el recital taronja se prolongaría durante 10 minutos más. Nada más lejos de la realidad. En los momentos de desatino, los de Perasovic cedieron en el rebote y los rusos recortaron distancia desde el tiro libre (78-55). El balón se negaba a entrar, sólo el escolta catalán fue capaz de hacer pasar en dos ocasiones la bolita por el aro, que junto a la canasta concedida al pívot montenegrino tras recibir un tapón ilegal fueron los 6 tristes puntos conseguidos por el equipo en todo el periodo (80-67). Resultado que empaña el partido realizado por el club valenciano.
Con la final abierta, el Valencia Basket viajará a Kazan para disputar el partido de vuelta (7 Mayo), en el que esperemos que estos malos minutos no acaben pesando demasiado.
