El Villarreal cae en Vitoria tras un partido horripilante, marcado por las interrupciones en el que el Deportivo Alavés acabó con 9 jugadores
Quizás fueron los intentos fallidos de aterrizaje para llegar a Vitoria. Quizás fue el diluvio universal que cayó durante todo el encuentro sobre el estadio de Mendizorrotza. O quizás fue el conjunto de faltas e interrupciones que hubo un un partido que rozó la amargura. Una encerrona en Vitoria a la que el Villarreal se dejó someter tras un partido funesto de los de Marcelino.
Un Villarreal lento, tardío al choque y al que no le salieron las cosas desde el primer minuto de juego. Imprecisiones en los pases, en la colocación y para colmo, fallo en la salida de Diego Conde para que Manu Sánchez abriera el marcador. Una salida en falso del guardameta, que aunque tocó el balón, este acabó introduciéndose en la portería.
Marcelino estaba desesperado en la banda. Pidiendo intensidad a los suyos, en un partido en el que el Alavés estaba impreciso, pero el submarino no estaba sabiendo aprovechar las oportunidades que los locales dejaban en bandeja a los groguets. Ni las oportunidades claras de Pepe, Ayoze y Yeremy en la primera mitad pudo aprovechar el Villarreal para poder, al menos, igualar la contienda. Pero es que esos fueron los tres únicos disparos a puerta de todo el partido del submarino.
Con el 1-0 a favor de los blanquiazules se llegaba al descanso. En la segunda mitad, pasó de todo lo que puede pasar en un campo de fútbol y al mismo tiempo nada, porque el marcador se quedó igual que estaba al descanso. En el minuto 50, Ayoze se plantó mano a mano ante Sivera y el guardameta tocó la pelota con la mano fuera del área. El VAR expulsó al portero, pero en esa acción, Ayoze dio involuntariamente un golpetazo en la boca a Sivera, que quedó inconsciente de primeras.
Afortunadamente el portero se pudo recuperar, pero al levantarse, el colegiado acudió al VAR para mostrar la cartulina roja a Sivera. Una acción que rozó el surrealismo. El Villarreal jugó con uno más 40 minutos, pero ni aún así pudo. A partir de ese momento, el partido se convirtió en una tómbola. Faltas, pelotazos, intentos de crear peligro sin realmente crearlo e interrupciones. Continuos parones que rompió el ritmo del juego.
Tanto que el árbitro añadió 15 minutos de descuento, en los que, como era de esperar, también hubo faltas e interrupciones. En una de ellas, Antonio Blanco fue expulsado. Con 9 acabó el conjunto babazorro, pero ni así. Hasta el 106′ se jugó, pero el Villarreal apenas creó peligro sobre la portería local. Un resbalón del submarino en Mendizorrotxa que frena la buena dinámica y que le aleja de la cuarta plaza que ostenta el Athletic Club a los de Marcelino. Una encerrona bajo la lluvia.
