Cuando Jaume Doménech y Débora García, jugador y jugadora del Valencia CF, accedieron a la Casa Ronald McDonald Valencia se encontraron con una pancarta sorpresa en la que podía leerse Amunt València! Cuando ambos marcharon de la Casa firmaron esa pancarta y también las camisetas que dejaron como recuerdo de una visita muy especial para ellos y, sobre todo, para las familias residentes en la Casa y para los voluntarios que las acompañan.
Entre uno y otro instante, Jaume y Débora, en nombre del Valencia CF y la Fundació, pusieron su grano de arena para que familias y niños olvidaran por un momento sus complicadas historias personales que les han traído hasta aquí. Casa Ronald McDonald Valencia, pequeño edificio con balcones de colores ubicado al lado del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, acoge gratuitamente y todo el tiempo que necesiten a familias que han de trasladarse a Valencia por una enfermedad grave de su hijo o hija.
En el marco del Día Mundial de la Salud, que se celebra cada 7 de abril para conmemorar el aniversario de la fundación de la OMS, en 1948, el Valencia CF, la Fundació y Casa Ronald McDonald han querido darse la mano para demostrar que despertar una sonrisa en un niño y un adulto también es una buena medicina.
Casa Ronald McDonald Valencia atiende todo tipo de patologías (oncología, neurología, nefrología, transplantes, maxilofacial, etc.) y las familias disponen de su propia habitación y baño privados y una serie de zonas comunes para compartir con otras familias (cocinas, comedor, salones, sala de juegos, biblioteca, zona ajardinada, lavandería, sala de ejercicio, etc.).
Por su parte, el gran equipo de voluntariado realiza todo tipo de actividades y talleres de entretenimiento para ofrecer “un hogar fuera del hogar” gratuitamente a estas familias que están pasando un momento tan complicado y duro en sus vidas. Durante los tres años y medio de funcionamiento ha acogido a más de 700 familias; caben 16 familias al mismo tiempo. De ellas, el 80% ha sido de la propia Comunitat Valenciana; y las familias permanecen en función de su tratamiento unas semanas, meses o incluso año y medio, como en el caso de una de ellas. Este es “el hogar fuera del hogar”.