Muchos fueron los fallos y las lagunas en el encuentro contra el Real Madrid que se habían repetido durante el año.
La defensa estuvo lenta y no supo parar los ataques de los visitantes. El penalti y la consecución del primer gol de Cristiano Ronaldo varió los parámetros del partido. Encajar un gol tan tempranero modifica todo lo trabajado durante la semana.
Desequilibrios
El centro del campo tiene que morder mucho más. No basta con la cubrir la parcela posicional. La presión y la reducción de espacios en la zona ancha tiene que ser más patente para que este equipo funcione; desactivando al rival y saliendo con más peligro.
Los centrocampistas del Real Madrid se pasearon por el Ciutat. Incluso en los primeros 20 minutos de la segunda parte sestearon.
Y cuando quisieron apretar un poco vinieron el resto de goles. Una derrota contra el vigente campeón de Europa es asumible y esperable, pero el ritmo, la tensión y la presión debieron ser mucho más enérgicas, para por lo menos poner en unas complicaciones similares a las sufridas por los blancos en otras campañas aquí en Orriols.
Presión y acumulación
Los delanteros tienen que incordiar más la salida de balón rival y generar más peligro para que el adversario no tenga la sensación de comodidad, recurrente toda la tarde del sábado.
Con el fin de la era Mendilibar, que nunca terminó de coger la onda al equipo ni a lo que la gente estaba acostumbrada, la idea es volver a lo que ha funcionado en los últimos años en el Ciutat de Valencia.