El enfrentamiento contra el conjunto de Mendilibar ha dejado muchos problemas y la sensación de jugárselo todo este viernes como último clavo al que aferrarse.
Haciendo un juego de palabras con la novela del Siglo XIX de Balzac, todo lo que aconteció en el terreno armero de Ipurúa antes, durante y en los días posteriores al partido contra los vascos ha sido negativo e inoportuno, además de no tan traumático como en el caso de la novela francesa, pero sí igual de detectivesco, apasionante o con su dosis de intriga e investigación. Los, primero 19 (el sábado), que luego fueron 18 convocados, por el golpe sufrido por Iván, unidos al ‘affaire Trujillo’, además de la ubicación de Toño en la defensa, las lesiones que se han ido produciendo, el papel de Rubi en toda esta historia… todo muy perjudicial en el momento tan importante para el Levante Unión Deportiva, que se culmina el viernes con el partido trascendental contra el Getafe en el Ciutat.
El encuentro contra los norteños era muy importante, porque era el primer partido tras las buenas sensaciones mostradas contra el Barcelona y era una salida marcada como obligatoria para puntuar.
Era un partido-bisagra y serviría como punto de inflexión para el tramo final. Y ha sido un fracaso y se ha complicado todo.
Problemas
La llegada este verano del defensor ex del Almería Trujillo, por un millón de euros, no se ha visto refrendada con grandes actuaciones, eso sí, con la grave lesión que sufrió en Getafe en la vista y le ha restado protagonismo. Ahora se enfrenta a la decisión al respecto, por parte del club que en sus distintos baremos puede ser grave. Desde el expediente, a la multa, y llegando al despido, son opciones que se contemplan en estos casos.
En este momento de la campaña hay que pensar en sumar de tres en tres y dejarse de polémicas que en nada ayudan al equipo. La llegada de Orban e incluso Medjani ha complicado la utilización del defensor en la segunda fase de la campaña, quedando para completar convocatorias o para exponerse a jugar nuevamente de lateral, sabiendo lo mal que aceptan los jugadores normalmente el cambio de posición en los momentos complicados y dentro de su lógica y si además lo ven complicado a priori…
Hay que ver cómo afecta este tema a Rubi, debilitado desde hace unos partidos y con frentes abiertos como Cuero y su escasez de minutos y titularidades, Ghilas y su amor-odio con la grada y el propio míster, ahora los defensas… por lo que se la juegan contra el Getafe, porque de no ganar, el equipo quedaría algo descolgado.
Y ya sabemos por dónde se rompe la cuerda en el mundo del fútbol español.
