El Valencia rompe la maldicion y vuelve a ganar en liga no sin sufrimiento pese a ser muy superior a su rival. Es la segunda victoria liguera en casa. Ahora tocará esperar a ver qué hacen los rivales directos por el descenso.
El Valencia jugó sin duda la mejor primera mitad en lo que llevamos de temporada, aunque también es cierto que el listón no estaba muy alto. Espoleado por Mestalla y por la «globotà» los de Voro salieron a comerse el césped, fuertes en la presión, adelantando líneas y achuchando al rival. Manosearon la pelota y dominaron la posesión. No hubo muchas ocasiones en estos primeros 45 minutos, el Espanyol no tuvo ninguna clara y el Valencia tuvo dos, la primera de Soler no acabó dentro porque salvó un defensa espanyolista en la misma línea de gol y la segunda fue dentro tras la mejor jugada de la temporada, una jugada combinativa entre varios jugadores ché que acabó con la asistencia de Nani y el gol de Montoya, segundo consecutivo del lateral.
La segunda parte siguió la tónica de la primera, el Valencia intentó mantener el control del partido a base de posesión, el Espanyol no conseguía inquietar los dominios de Alves y los de Voro se sentían cómodos con un Carlos Soler que abarcó mucho campo. Los minutos pasaban y el Valencia tenía controlado el partido pero seguía el miedo de un empate rival a la mínima ocasión. El árbitro permitió todo al Espanyol y acribilló con tarjetas a un Valencia que se desquiciaba por momentos. Dos penaltis, sobre todo uno por mano clara, fueron obviados pero finalmente llegó el segundo tras un lanzamiento de falta de Parejo que para Diego López medio dentro y Mina remacha a puerta vacía. Todo parecía controlado, e incluso el Valencia podía matar a la contra pero como ser del Valencia es sinónimo de sufrir, David López recortaba distancias en el 85 tras paradón de Alves. Mestalla sentía el miedo de una nueva decepción en el descuento pero animó como nunca y los tres puntos se quedaron en Mestalla.