Érase una vez un dirigente que no tenía ni voz ni voto en su club
Aparentemente puede parecer extraño, pero no lo es. Y menos en este cobijo de Peter Lim, que lo extraño es lo habitual y lo lógico un imposible. Este susodicho del que hablo tiene nombre y apellidos, se llama Miguel Ángel Corona y es el director deportivo del Valencia CF.
El peor directivo del peor Valencia de la historia, no es una opinión, son datos. El hombre que predijo que había hecho una plantilla para estar en mitad de tabla (novenos o décimos), y que en estos momentos es la peor en 105 años de existencia y, evidentemente, de toda la primera división. Es decir, que se le podría llamar visionario.
Un filtrador de época, pero es que hasta filtrar no es su mayor virtud. Y lo hemos visto con Baraja en las últimas horas, que en cuerpo presente y en el avión de vuelta a Valencia, ya estaba dejando caer que se lo iban a cargar. No tenía en cuenta que el trilero de Singapur estaba en el quinto sueño y babeando cual Bulldog. Y, al final, ese es el que toma las decisiones y Corona es un simple correveidile que intenta salvar su cabeza para mantener un salario que es consciente que no lo recibirá nunca más.
Como el de Singapur se levantó, se tomó un tazón de leche y no dijo nada, Corona, que por la noche se las daba de tal, se tuvo que presentar el sábado en Paterna con Baraja entrenando con total normalidad, como si el viernes 13 de diciembre no hubiera existido nunca. El peor director deportivo de la historia del Valencia, repito que son datos, tuvo que hacer la de siempre, apoyarse en el resto del ‘Local Management’ para parecer que estaban trabajando en un nuevo entrenador.
Y no digo que no sea así, pero en ese momento se toparon con una persona de fútbol que valora su carrera y todavía le queda algo de dignidad. Y sí, ese es Quique Sánchez Flores, que con el bolsillo lleno y una carrera que no le hace falta entrenar a este paupérrimo Valencia, les dijo que migajas las aceptan ellos y no él. El madrileño vendría encantado a salvar a su Valencia, algo que todavía yo no descarto, pero la primera toma de contacto es la que vale, y les ha mandado a paseo (que se entienda la expresión). Si acepta solo será por una cosa, y es por lo que todavía este club no ha desaparecido, y es el amor por un escudo y una afición… porque todavía queda gente que ama este club como un valencianista más.
En resumidas cuentas, hoy es lunes 16 de diciembre y la vida sigue igual. Un Valencia que se desangra, tras dispararse él mismo en la cabeza, y una directiva que se apoltrona en sus puestos aunque su dignidad la tengan debajo de la suela de los zapatos. Por eso resumo este artículo con dicho titular, porque aquí hay un director deportivo que si por él fuera Baraja estaba fuera, pero como no pinta absolutamente nada, todavía el entrenador sigue en el banquillo. Y continuará hasta que el trilero de Singapur ordene su ejecución y ponga el pulgar hacia abajo. El resto que os cuenten, chorradas baratas.
