El pasado jueves el Valencia CF anunciaba la contratación de Marcelino García Toral como el nuevo entrenador para las dos temporadas siguientes. Desde entonces vislumbro mucha confianza -quizás demasiada- en la figura del entrenador para que pueda devolver al club a donde le corresponde.
Recuerdo que Djukic también vino como el gran salvador del Valencia. El entonces director deportivo Braulio Vázquez confió en el serbio para intentar mantener los buenos resultados cosechados en el final de la temporada anterior de la mano de Ernesto Valverde. Y recuerdo especialmente (y es por eso que lo pongo de ejemplo) la acogida que tuvo Djukic a su llegada al banquillo de Mestalla. Que si era un entrenador con carácter que iba a poner firmes a los jugadores, que si tenía un estilo de juego bien definido o que si un exjugador sabría ver y elevar al Valencia a donde se merece estar. Palabrería. Pura palabrería. Luego toda esta campaña que se montó desde el club y los medios de comunicación para vender a Djukic como el “entrenador perfecto” se desmoronó incluso antes de acabar la primera vuelta.
Con esto no quiero decir ni mucho menos que vaya a pasar lo mismo con Marcelino –aunque también resulta casi un insulto comparar la trayectoria de Djukic con la de Marcelino- pero hay que andarse con ojo. Yo quiero ver resultados. A mí la rueda de prensa de presentación que de Marcelino al final de la presente temporada me da más bien igual. Por ejemplo, el día de la presentación de Djukic, el serbio pronunció una frase que ha quedado guardada y que se siguió pronunciándose años más tarde pero para reírse de la institución: “El Valencia es un gigante dormido al que pienso despertar”. La verdad es que yo también me reiría si escucho esto al principio de temporada y luego me destituyen antes de llegar al ecuador de la misma.
Y luego veo una excesiva confianza en Marcelino. Parece que el hecho de traer a un entrenador consolidado, que a priori da la talla para Valencia, ya se vayan a solucionar todos los problemas. Ni mucho menos. Hay que hacer una limpieza de plantilla de cabo a rabo. Empezando sabiendo gestionar el tema de la portería, fichando a dos centrales de calidad y a un mediocentro que pueda suplir con creces a Parejo cuando éste no esté. El tema de la delantera ya es algo más complejo.
De momento parece que Marcelino va a empezar a estructurar la defensa. Y es que el Valencia ha encajado 62 goles esta temporada en liga y aún queda el partido contra el Villarreal. De hecho, uno de los motivos por el cual el técnico asturiano ha acabado fichando por el Valencia es porque compartía con la dirección deportiva los cambios que se van a realizar en la plantilla.
Por mucho que se ponga al frente un entrenador consolidado y con experiencia en la liga española tiene que haber una reestructuración de vestuario. Si cojeara uno de estos dos elementos (entrenador-plantilla) como viene pasando en las últimas temporadas ya hay que dar por hecho que estamos ante una temporada más al borde del precipicio.
