El encuentro entre sevillanos y valencianos fue algo más allá de lo que se vio en el tapete. Allá donde esté, Alesanco seguro que estaba siguiendo el devenir del duelo entre Setién, el hombre que eligió, y Marcelino García Toral, la «imposición» de Mateu Alemany.
Como si fuera un ave fénix, las cenizas de las pasadas temporadas han dado paso a un nuevo Valencia. El devenir de las jornadas solo hacen que confirmar una evidencia. El Valencia ha vuelto para dar mucha guerra y no gracias al trabajo de José Ramón Alesanco.
Los artífices de este nuevo proyecto, se merecen elogios por el trabajo realizado hasta ahora. La llegada de Mateu Alemany sentó las bases de un nuevo organigrama deportivocoherente y con una idea clara. Algo que se echaba en falta desde los tiempos de Javier Subirats o la primera época de Suso García Pitarch en Valencia. Su apuesta por Marcelino estaba en contraposición de los deseos del director deportivo por entonces, el ausente Alesanco. El antiguo central quería hacer una apuesta por el fútbol vistoso y de toque que ofrecía Quique Setién y Las Palmas en la primera parte de la temporada anterior.
Dos modelos, dos visiones acertadas de ver el fútbol
Hasta la fecha, tanto el Real Betis como el Valencia han sorprendido por el fútbol que están practicando en este inicio de temporada. El técnico verdiblanco, fiel a su filosofía, le gusta el toque, tener el balón en su dominio hasta encontrar el momento adecuado para asestar su golpe. La paciencia es una virtud y Setién la transforma en goles cuando hay ocasiones claras. El ejemplo está en el gol de Sergio León ante el Levante UD hace dos semanas. Buscan mover al rival para encontrar orificios en la retaguardia para filtrar balones peligrosos a sus delanteros.
El de Valencia es otro distinto. Contragolpeador, rápido, vertiginoso y con muestras de solidez a la hora de defender. Le importa tener el balón, pero está a gusto con él. A unos gustará menos y a otros más. Personalmente soy de más de este estilo. Te retrotrae a la época de Benítez, Cúper salvando las distancias. Aguerridos, trabajadores en fase defensiva y letales en la ofensiva y eminentemente prácticos. No hay más.
Ahora no sabemos que tipo de futbolistas tendríamos con Setién o como estaría el conjunto valencianista ahora mismo en la clasificación. Pero sería muy difícil superar el bagaje de los primeros 8 partidos oficiales de Marcelino y las sensaciones que deja en cada aficionado. Hay cosas que mejorar, por supuesto. Los despistes de ayer no se pueden permitir y mucho menos según vaya avanzando la liga. Trabajo queda, pero se sigue sumando.
