Bale, en dos ocasiones, cerró el partido para el real Madrid en 40´. El resto del partido el Madrid se dedicó a administrar fuerzas de cara al clásico ante un Levante pasivo que apeló a «no ser goleado» y vuelve a zona de descenso.
Habitualmente clasificado como partidos de otra Liga, se aguardaba por una victoria categórica de un Real Madrid que necesitaba imperiosamente ganar luego de unas semanas turbulentas. Lo visitaba un Levante, tambien necesitado de puntos para eludir el descenso y que había logrado los tres últimos partidos en casa pero había caído en las últimas seis ocasiones fuera de casa.
Era de esperarse una victoria merengue con todo el material que dispone la Casa Blanca. Lo que no era de esperarse era la actitud pasiva que presentó el conjunto dirigido por Lucas Alcaraz.
Es decir, era de esperarse la diferencia de categoría debido a que el Madrid en los últimos años fue de otra Liga, pero se aguardaba un Levante digno, luchador, que iría al menos a pelearle de igual a igual.
El Levante se paseó por el Bernabéu de una manera timorata, casi como si los once jugadores granotas salieran con el objetivo de «No ser goleados». Luego del gol de Gareth bale y Cristiano, casi simultáneos, el Real Madrid se dedicó a administrar fuerzas de cara al clásico español. En ese desmedro de intensidad, el Levante jamás se le ocurrió ir a por el partido.
Keylor Navas, un portero de reflejos avispados, estuvo de espectador inclusive en las casi nulas situaciones de las que dispusieron sus ex compañeros. Uche tuvo una de cabeza en la primera parte y un mano a mano que casi tiene con Barral y que Pepe terminó anticipando al ex Sporting.
Una derrota 2-0 ante uno de los mejores equipos del Madrid de toda la historia parece digna desde el resultado pero no desde el desarrollo debido a la tibieza que expuso el Levante en la capital española, sobre todo porque el Madrid levantó el pie del acelerador en la segunda parte.
Faltó actitud y faltó mucho amor propio para salir a pelear de igual a igual, porque se podría haber sufrido una goleada, pero al menos quedaría la certeza de que se fue a buscar el partido.
Con esta actitud será muy difícil que el Levante permanezca en primera división. Alcaraz debe apelar para volver a ser ese equipo guerrero y rocoso que complicaba hasta los más grandes y poder volver cuanto antes a la senda de la victoria ante equipos fuera de la galaxia como lo es el Barcelona o Real Madrid.